El nuevo Gobierno de Japón lanza un órdago contra la crisis. En contra de los
discursos que defienden que las
políticas de austeridad son la única manera de salir de esta, el Gobierno
nipón ha aprobado un paquete de medidas de estímulo que tienen como objetivo
revitalizar su estancada economía. El presupuesto que maneja el recién estrenado
Gobierno es contundente: 20 billones de yenes (unos 170.000 millones de
euros).
El plan, que aún debe ser aprobado por el Parlamento para su entrada en
vigor, se financiará en parte con un presupuesto extraordinario de 13 billones
de yenes (unos 111.000 millones de euros) para este año fiscal. Según ha
explicado el primer ministro
Shinzo Abe en una rueda de prensa tras la reunión del Gabinete, el Ejecutivo
nipón espera que el paquete de medidas se traduzca en un crecimiento del 2 por
ciento del producto interior bruto (PIB) y que generen unos 600.000 empleos.
Del presupuesto extraordinario, unos 10,3 billones de yenes (87.200 millones
de euros) estarán directamente destinados al plan de revitalización, que buscará
además las inversiones de empresas privadas para potenciar la recuperación.
En concreto, el Gobierno prevé gastar 3,8 billones de yenes (unos 32.000
millones de euros) en financiar obras públicas y acelerar la reconstrucción de
la zona de Japón asolada por el tsunami de marzo
de 2011, en lo que supone uno de los grandes pilares del paquete
económico.
Con el fin de obtener fondos para el presupuesto adicional -que se espera sea
aprobado por el Gabinete el próximo martes y por el Parlamento a principios de
febrero-, el Gobierno planea emitir nueva deuda, en forma de los llamados bonos
para la reconstrucción, por unos 5 billones de yenes (unos 42.000 millones de
euros).
En declaraciones a los periodistas, el conservador Abe consideró "sumamente
importante" superar la deflación y lograr "una sociedad en la que el sudor de
los trabajadores pueda dar su fruto".
La economía de Japón, la tercera del mundo por detrás de las de EEUU y China,
sufre el impacto de la ralentización global, una persistente deflación y las
consecuencias de la fortaleza del yen, que merma de forma importante la
competitividad de sus exportaciones.
Shinzo Abe, que ya gobernó Japón durante un año entre 2006 y 2007, llegó
al poder tras arrasar en las elecciones generales de 16 de diciembre con la
promesa de mejorar la maltrecha economía nipona, que se encuentra bajo la sombra
de una recesión técnica
Fuente. DIARIO EL PAÍS DE ESPAÑA
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