sábado, diciembre 17, 2005

EE.UU. endurece su ley de inmigración

La Cámara de Representantes de Estados Unidos culminó esta madrugada un largo debate con la aprobación de una dura reforma de las leyes de inmigración que convierte en delito criminal la presencia ilegal de cualquier persona en Estados Unidos. “Estados Unidos cuenta con un rico pasado de inmigración y sigue beneficiándose de la llegada de ciudadanos de otras culturas y nacionalidades. Sin embargo, en esta época de terrorismo no podemos ser negligentes en el control de nuestras fronteras, afirmó el presidente de la Cámara, el republicano Dennis Hastert tras la aprobación de la propuesta. Automáticamente, México y distintos grupos activistas hispanos consideraron que la llamada “Ley de protección fronteriza, antiterrorismo y control de la inmigración ilegal” no representa una solución al problema y más bien criminaliza a 11 millones de indocumentados que viven y trabajan en el país. En México, el vocero presidencial Rubén Aguilar dijo que “para México una reforma migratoria que únicamente contemple el tema de la seguridad no resuelve el fenómeno migratorio bilateral”. Además, en una carta a Bush, cuatro poderosas organizaciones hispanas le dijeron al mandatario que el impacto del proyecto “será devastador”. “Es excesivamente perjudicial para las familias, empresas y comunidades tanto estadounidenses como de inmigrantes”, aseguraron. El proyecto, que tiene el abierto apoyo del presidente George W. Bush, fue aprobado por 239 a favor y 182 en contra, y debe servir de preámbulo, según la Casa Blanca, al debate del proyecto de trabajadores temporales propuesto por Bush hace dos años. El jueves pasado, al iniciarse el debate, se aprobó la construcción de una cerca de doble vallado en por lo menos un tercio de los 3.200 kilómetros de la frontera con México, por los estados de California, Texas, Nuevo México y Arizona. Sin embargo, la propuesta para acabar con el derecho automático a la ciudadanía estadounidense para todos aquellos que nacieron en el territorio de ese país no logró el apoyo necesario. Según un reciente estudio relizado por el departamento responsable del presupuesto del Congreso estadounidense, uno de cada siete trabajadores de Estados Unidos es inmigrante y más del 70% del total procede de México y Centro América.

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