viernes, diciembre 16, 2005

El año de las peores catástrofes naturales

Los desastres naturales ocurridos en los últimos doce meses han causado las peores destrucciones y las mayores pérdidas desde que se tiene registro, con 350.000 muertes en un solo año y un costo de 200.000 millones de dólares, según cálculos de la Organización Meteorológica Mundial (OMM) dados a conocer ayer. "Incluido el tsunami del pasado 26 de diciembre, los últimos doce meses han constituido uno de los períodos más destructivos respecto a desastres naturales y meteorológicos", señaló ayer el secretario general de la OMM, Michel Jarraud, cuando fue presentado el informe. Aunque sólo el tsunami mató a unas 225.000 personas en el sudeste asiático y el terremoto del pasado 8 de octubre en Paquistán a cerca de 70.000 personas, el gran número de tormentas tropicales y huracanes registrados también han contribuido a que los daños de los desastres naturales del último año sean los más elevados de la historia. Sólo estos últimos fenómenos naturales han generado pérdidas cercanas a los 170 millones de dólares, según datos de la organización dependiente de las Naciones Unidas, que recuerda que, no en vano, 2005 ha sido el año en que más tormentas tropicales se registraron, con un total de 26, cifra mayor a las 21 contabilizadas en 1933. Además, hubo 14 huracanes, lo que supera el récord de 12 registrado en 1969, según la OMM, que destaca que 7 de ellos alcanzaron una categoría de tres o más en la escala de Saffir-Simpson, que tiene un máximo de cinco. Los efectos de tantas tormentas tropicales han sido devastadores: sólo el Katrina, el huracán más mortal registrado en Estados Unidos desde 1928, dejó tras su paso al menos 1300 muertos. Por su parte, el Wilma fue el más intenso de los jamás registrados en el Atlántico. "Desde 1995 se observa un marcado incremento en el número de tormentas tropicales que tienen lugar cada año en la cuenca atlántica", según Jarraud. No obstante, ese incremento responde a un patrón de carácter cíclico, que implica a su vez una disminución de la actividad en el Pacífico norte, donde se registraron 23 tormentas tropicales, frente a una media de 27. Un año muy caluroso Por otra parte, 2005 fue uno de los cuatro años más cálidos desde que empezaron a hacerse mediciones instrumentales, en 1861. El récord de calor en los últimos 40 años lo ostenta 1998 –año de la corriente cálida del Niño–, con una temperatura 0,55 grados superior a la media calculada entre 1961 y 1990 (14 grados Celsius). Sin embargo, el incremento registrado en 2005 sobre ese promedio es de 0,48 grados. Por hemisferios, la temperatura media del Norte sí fue la más alta de las registradas desde 1861, y la del Sur, la cuarta entre las más elevadas, con incrementos de 0,65 y 0,32 grados, respectivamente. Los pasados junio y octubre fueron los más calurosos de la historia y el calentamiento fue especialmente relevante, según Jarraud, en amplias zonas de Africa, Australia, Brasil, China y Estados Unidos, así como en el Atlántico norte y el Océano Indico. Sin embargo, para la OMM no existen evidencias de que la "excepcional devastación de los últimos años", en términos meteorológicos, esté relacionada con el calentamiento del planeta, al contrario de lo que se defiende desde muy diversos frentes. "Me encantaría poder responder a esa recurrente cuestión, pero, sinceramente, no tenemos datos suficientes que nos permitan afirmar o negar que exista una relación entre el cambio climático y el incremento de fenómenos meteorológicos destacables, aunque en unos años estoy seguro de que podremos contestar esa pregunta", explicó Jarraud. La temperatura más baja En 2005 también se registró el nivel más bajo jamás registrado de la capa helada del Artico, que está un 20 por ciento por debajo de la media entre 1979 y 2004. El dato meteorológico esperanzador lo ofrece el agujero de la capa de ozono sobre la Antártida, cuyo tamaño no ha batido récords este año (aunque es el tercero en importancia de los registrados) y, además, se ha disipado más rápido de lo habitual. Igualmente, el tamaño máximo del agujero que se abre anualmente sobre el Artico ha sido entre un 30 y un 45 por ciento inferior al de los años ochenta. Forman parte de las rarezas de la meteorología las fuertes sequías que este año han afectado a amplias zonas del planeta, mientras en otras ha llovido más de lo habitual, lo que también ha causado cuantiosas muertes y pérdidas económicas.

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