El desafío es cambiar el modelo de gobernabilidad

Hoy, 3.7 millones de bolivianos están acudiendo a las urnas para elegir a los nuevos inquilinos del Palacio de Gobierno, el Congreso y los gobiernos departamentales. Pero además, el voto también definirá si el país avanza hacia un cambio del modelo de gobernabilidad, hasta hace poco frágilmente sustentado en la denominada "democracia pactada". Bolivia concluye el 2005, después de 22 años de vida democrática, en los que se llevaron a cabo cinco elecciones generales. Esta será la primera en la que también se elegirán a los prefectos. En este tiempo, en lo económico se logró la estabilización, salud macroeconómica del sistema, se implementaron varias reformas y también se inició el proceso de modernización institucional. Según el analista Julio Aliaga, "estos logros no hubieran sido posibles sin el modelo de gobierno implementado en aquella época, que se conoce como democracia pactada y que hoy ya no sirve para continuar gobernando". Eran coaliciones parlamentarias, multipartidarias, sustentadas en abultadas mayorías de parlamentarios alineados al partido oficialista gobernante. En 1985, gobernó el MNR de Víctor Paz Estenssoro, en 1989 el denominado Acuerdo Patriótico (MIR, ADN, FRI, PDC, entre otros) que hizo Presidente a Jaime Paz Zamora. En 1993, el MNR, UCS, MIR y NFR sentaron en la silla a Gonzalo Sánchez de Lozada. En 1997 Hugo Banzer se alió con el MIR, UCS y Condepa, además de otros partidos pequeños y el 2002, otra vez, Sánchez de Lozada se hizo del poder con apoyo de ADN, UCS, MIR y luego NFR. Según el experto H.C.F. Mansilla, en los modelos parlamentarios llegar a acuerdos entre los partidos, previa elección del presidente son usuales y normales, "lo lamentable es que en Bolivia se realizaron cediendo en las cuestiones programáticas básicas, y dejando de lado sus principios ideológicos… no generaban un nuevo acuerdo programático, sino que se abocaban a la repartición de espacios de poder y fondos públicos (el llamado cuoteo) que, ante la opinión pública, significa la traición a los programas electorales". Algunos parlamentarios, en diferentes ocasiones, denunciaron que existía una franja de premios y castigos administrados desde el Gobierno para instruir y compensar a los que se conocieron como "levanta manos", para aprobar o rechazar una ley que requería el Poder Ejecutivo, logrando una frágil sensación de gobernabilidad. Estos aspectos, gestión tras gestión, fueron contribuyendo a desgastar la democracia pactada. El ex presidente Carlos Mesa, en un discurso pronunciado en enero del 2004, decía que este modelo se agotó y tenía que ser sustituido por otro "en el que la participación de los ciudadanos sea el eje central para movernos". Con miras a las elecciones de hoy, las encuestas otorgan los primeros lugares, con marcada diferencia sobre el resto de los candidatos, a Evo Morales (MAS) y a Jorge Quiroga (Podemos). Esto hace prever que no habrá necesidad de una nueva "megacoalición" para garantizar la gobernabilidad de la nueva administración, pero tampoco el MAS y Podemos están dispuestos a conformar el nuevo gobierno. Los analistas consideran que éste sería el primer paso camino a terminar con la democracia pactada y tanto Morales como Quiroga coincidieron durante su campaña en la necesidad de desterrar de raíz esta práctica. Sin embargo, como ninguno de ellos prevé llegar a captar el 50% más uno de la votación para garantizar la gobernabilidad por sí solos, ha surgido la idea de impulsar acuerdos programáticos que excluyan la posibilidad de una alianza en el Ejecutivo, idea abiertamente apoyada por el MAS y UN. La elección de hoy podría desterrar el decadente sistema de la democracia pactada, pero también dar lugar a un nuevo sistema sustentado en otro tipo de alianzas: las preelectorales conformadas por sectores sociales. Tanto el MAS como Podemos consiguieron concentrar un importante número de aliados preelectorales que serán los que ahora sustenten la gobernabilidad.

Fuente: Diario La Razón de Bolivia.