Hoy el editorial del diario El Clarín de Buenos Aires aborda este importante análisis que recomiendo su lectura:
El último informe elaborado por Poder Ciudadano y Transparencia Internacional muestra a los encuestados argentinos con opiniones altamente negativas respecto de los partidos políticos, el Congreso y las Legislaturas provinciales. Son estas las instituciones que peor imagen tienen y a las que más se asocia con la corrupción. Hay una relación directa, plausible y necesaria entre el escaso lucimiento de los partidos políticos y dirigentes, de lo que han habido numerosas muestran en los últimos tiempos, y las imputaciones sociales que recaen sobre los mismos. Esta confirmación conlleva una lectura negativa y otra positiva. Por un lado, es la expresión de la poca confianza que la sociedad en general guarda sobre sus dirigentes y, en especial, sobre los políticos. Esto es atribuible, a su vez, a su pobre rendimiento y desempeño.Pero por otro lado, puede leerse también como una mayor exigencia por parte de los ciudadanos hacia sus representantes. Defectos que antes podían admitirse o aceptarse con resignación, como la escasa transparencia en las conductas, el clientelismo y la no rendición de cuentas, merecen ahora una atención especial y una condena pública.El paso siguiente, por cierto, es que esta mayor exigencia ciudadana se acompañe con la implementación de mecanismos concretos de control. Así como también, en la construcción de partidos políticos que sean verdaderos canales para la formación y promoción de mejores dirigentes políticos, que merezcan el reconocimiento social antes de llegar a funciones ejecutivas o legislativas.La baja estima social que reciben los partidos políticos es tanto el resultado del pobre rendimiento que estos muestran, como de una mayor exigencia ciudadana de calidad institucional y probidad de sus dirigentes.
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