El país empieza esta semana habiendo salvado uno de los puntos más críticos del proceso de división y polarización que, en más de una ocasión, estuvo a punto de fragmentar la integridad nacional. La Ley Especial de Convocatoria a la Asamblea Constituyente y la Ley de Convocatoria al Referéndum Autonómico han sido finalmente aprobadas por el Congreso Nacional, en condiciones ampliamente satisfactorias y como fruto de un consenso político y social de dimensiones históricas. Con ambos instrumentos legales, que serán promulgados por el Presidente de la República en las próximas horas, podemos finalmente comprobar algo que insistentemente hemos venido señalando en los últimos años: que Asamblea Constituyente y Referéndum Autonómico no son ni excluyentes ni incompatibles, sino todo lo contrario. Ambos procesos son complementarios, porque responden a la necesidad histórica de un cambio estructural que, bien encaminado, debería sentar las bases y construir los cimientos de la Bolivia del presente siglo. Otra vez, el país ha dado muestras de su capacidad para salir del atolladero por la vía de la concertación y no del enfrentamiento. Sólo así se puede explicar que el partido político en función de Gobierno -el Movimiento Al Socialismo- haya aceptado no sólo flexibilizar las condiciones iniciales del proyecto de Ley de Convocatoria a la Asamblea Constituyente, sino también allanar el camino para la realización de un referéndum sobre las autonomías departamentales de cumplimiento obligatorio. De esa manera, si la mayoría de la población boliviana aprueba las autonomías departamentales, las mismas deberán ser inexcusablemente incluidas en el nuevo texto constitucional que vaya a debatirse y redactarse durante la Asamblea Constituyente. Es menester destacar que, aunque con un número excesivo de 255 miembros, el Congreso Nacional ha garantizado una composición de la futura Asamblea Constituyente mucho más aproximada al equilibrio y la pluralidad que la propuesta inicialmente. En tal sentido, además de los tres representantes por cada una de las 70 circunscripciones uninominales del país (210, en total), los nueve departamentos del país tendrán una participación igualitaria de cinco asambleístas (45, en total), combinando así la participación poblacional con la territorial. Pero más importante todavía, se ha definido que la Asamblea Constituyente no tendrá poderes ilimitados, lo cual garantiza que no interfiera en el funcionamiento de los poderes constituidos; y que la nueva Constitución Política a redactarse no entre en vigencia si antes no es aprobada por voto popular en un referéndum nacional. Estamos, pues, en las puertas del cambio que el país ha esperado y pedido en los últimos años; y están dadas las condiciones para que, a partir de ahora, los actores políticos, sociales y económicos trabajen en la construcción de un solo proyecto de país con visión de futuro, evitando que los intereses circunstanciales vuelvan a subordinar los más altos intereses de la Nación. A la vez, con la aprobación congresal de ambos mecanismos legales (Asamblea y Referéndum), la Administración del presidente Evo Morales ha vencido uno de los más difíciles escollos políticos de su todavía corta gestión, con lo cual el Gobierno ya tiene al alcance de sus manos todos los instrumentos que necesitaba para comenzar a ofrecer los frutos de su gestión.
VENTANA
Ambos procesos son complementarios, porque responden a la necesidad histórica de un cambio estructural que, bien encaminado, debería sentar las bases y construir los cimientos de la Bolivia del presente siglo
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Ambos procesos son complementarios, porque responden a la necesidad histórica de un cambio estructural que, bien encaminado, debería sentar las bases y construir los cimientos de la Bolivia del presente siglo
Editorial del diario Los Tiempos de Bolivia
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