Se está seguro que la sagacidad y el buen criterio del Presidente harán que las relaciones diplomáticas con Perú lleguen al nivel que merecen y que la amistad entre los dos mandatarios se transforme en recíprocas ventajas para ambos países. Han transcurrido las elecciones presidenciales peruanas y se ha impuesto como claro ganador el líder del APRA, el socialdemócrata Alan García, ex presidente del Perú entre los años 1985 y 1990. Si bien esa victoria ha sido incuestionable, su adversario Ollanta Humala, de Unión por el Perú, goza de una mayor cantidad de representantes en el Congreso peruano, eso por lo que significa el sistema del balotaje o segunda vuelta, que obliga al ganador a conformar alianzas parlamentarias para obtener la mayoría congresal.
Lo que interesa a Bolivia, sin embargo, es que ya se ha decantado la jefatura del gobierno en el vecino país. Todas las especulaciones sobre quién sería el sucesor de Alejandro Toledo han concluido y Alan García ocupará la Primera Magistratura en Lima a partir del 28 de julio venidero. Por lo tanto, el Gobierno boliviano —en especial el presidente Evo Morales—, deberá prepararse para el cambio y revisar todos los asuntos diplomáticos pendientes que existen con Perú, que son muchos, muy importantes y vienen de vieja data.
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