Las gravísimas tensiones entre las diferentes fuerzas enfrentadas actualmente en Palestina no benefician a nadie, y los llamados ataques selectivos por parte de Israel, que también alcanzan a inocentes, no sólo no apagan ningún fuego, sino que lo atizan. El marco político palestino se desencaja más día a día, y cada vez es mayor el peligro de que el caos total lleve a una espiral de violencia que haga realidad esa tragedia humanitaria que muchos temen desde la victoria electoral de Hamás, el pasado enero, y la reacción interna y externa a la misma. El asalto al Parlamento palestino por parte de funcionarios para reclamar el pago de sus salarios, los nuevos enfrentamientos armados entre facciones de la OLP leales al presidente Abu Mazen y milicias de Hamás, así como la escalada en la violencia entre terroristas de la Yihad Islámica, son facetas de una realidad terrible que exige a todos los implicados extremar su responsabilidad y cautela.
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