En una jugada geopolítica que la prensa calificó como “estratégica”, Alan García sacó el martes pasado un as de debajo la manga, tras reunirse con el presidente Lula da Silva, al afirmar que todo gas nuevo que se descubra en el Perú debe orientarse a Brasil y declaró a su país abierto a la inversión brasileña en todas las áreas. En la misma línea, García propone una alianza entre Petrobras y Petro–Perú para proveerles de gas. El ofrecimiento peruano se da seis semanas después de que Bolivia hubiera nacionalizado sus campos de gas y petróleo, e ingresara con militares a controlar las instalaciones de Petrobras. Los analistas de Brasil reflejan que el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva recibió ayer un “espaldarazo de su nuevo aliado”, el presidente electo del Perú, Alan García.
GAS PARA BRASIL
El líder aprista llegó a Brasilia con un mensaje de reforzamiento de los proyectos ya iniciados con Brasil y con una propuesta adicional que le da gusto al Gobierno brasileño: gas peruano para su consumo interno. “Vamos a hacerle llegar (a Lula) un documento sobre una posible asociación de Petrobras con Petro–Perú. Tenemos mucho interés en que Petrobras, que actualmente tiene dos lotes de exploración petrolera, aumente su exploración petrolera y su exploración gasífera en el país”, detalló. A tiempo de reconocer que las reservas conocidas de gas de Camisea están comprometidas para el mercado de América del Norte, García declaró que “todo gas adicional que se descubra debe ser orientado hacia el Brasil”.
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