El Foro Económico Mundial, que congrega a 2 mil 500 empresarios, estadistas, expertos económicos, académicos y otras personalidades, busca remedios para el calentamiento global, el abuso de la energía y las disparidades comerciales, como instrumentos para mantener un sistema capitalista amenazado por sus contradicciones internas.
Angela Merkel, canciller de Alemania y presidenta del G-8 y de la Unión Europea, abrió la reunión de cuatro días con una convocatoria a planear en ella mecanismos de combate a los efectos del cambio climático y la pobreza, en tanto que tres grandes compañías estadounidenses revelaron que es posible reducir las emisiones de dióxido de carbono sin perjuicio a la economía, sino al contrario, obteniendo nuevas oportunidades de crecimiento. Quienes trazan el rumbo de la economía, se vieron muy interesados en el problema del calentamiento global, admitido por vez primera desde que se iniciaron aquí las reuniones, hace más de tres décadas.
El plan del presidente estadounidense George W. Bush para reducir el consumo de gasolina fue considerado un paso en la dirección correcta, porque vincula el cambio en el medio ambiente con la actividad del hombre, pero se necesita audacia para detener el daño. La economía global va a seguir creciendo, de acuerdo con los estudios presentados en la inauguración del encuentro en el que anualmente se pasa revista a las tendencias globales, pero se advirtió claramente que este crecimiento tiene que ser en beneficio de todos, no en detrimento de muchos, esos para quienes la globalización es sinónimo de explotación y miseria, en particular en África y América Latina.
El cambiante mundo globalizado requiere rediseñar una agenda para afinar las relaciones económicas sobre bases de libertad y justicia, que permita conciliar los nuevos esfuerzos de entendimiento con los países emergentes. En ese contexto, bienvenida la invitación a México para que acuda a la próxima reunión del G-8, la de los países más ricos del mundo, que se efectuará en junio en Heiligendamm, invitado junto con China, India, Brasil y Sudáfrica, los otros nuevos convidados, para ensayar formas distintas de diálogo que contribuyan a un mayor equilibrio internacional. La importancia de los temas y el número de participantes en un tiempo limitado puede resultar abrumador en el Foro de Davos, Suiza. Pero la atención ha podido concentrarse en los puntos críticos del suministro de energía, un relanzamiento del inequitativo comercio internacional, empujando la ronda de Doha, y, aunque parezca apocalíptico, en una forma de salvación del planeta. En suma parece que la reunión en los Alpes es para salvar al capitalismo de los capitalistas rampantes.
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