Los hombres de negro, como todo el mundo conocen a los técnicos de la troika -BCE, FMI y la UE- que estos días visitan España para analizar sobre todo el sistema financiero, ya tienen algunas conclusiones sobre la economía del país y de sus bancos. Pero aún les queda por examinar un elenco de destacadas entidades y asociaciones.
El lunes estos técnicos se reunirán con el Banco Sabadell, la AEB y a la CECA. No serán recibidos por los presidentes de estas instuticiones, pero este hecho no restará importancia a su visita.
Todo indica, a priori, que será en la sede de la Confederación de las Cajas de Ahorros (CECA) donde los hombres de negro y los técnicos y el director general de esta asociación, José María Méndez, tendrán más que debatir. El futuro de las cajas de ahorros y de sus bancos, y por extensión de los presidentes y consejeros de estas entidades que parecen condenadas a su extinción.
Una de las principales condiciones de la troika para conceder el rescate a la banca española por un tope de 100.000 millones de euros pasa por que las cajas de ahorros pierdan el control de sus bancos a la vez se convierten en fundaciones. El objetivo es que las cajas desaparezcan.
La normativa para modificar la ley de cajas se ha fijado para noviembre, aunque ya hay voces que aseguran que podría retrasarse. "De momento, lo único que está en la mesa, a parte de muchos nervios entre algunos presidentes del sector, es una carta de las cajas pidiendo al Gobierno que frene esta norma para evitar que las cajas pierdan el control de sus bancos. Pero aún no hay borradores sobre este proyecto de ley", señala un directivo del sector.
Pese a ello, el sector se agarra como un clavo ardiendo a unas declaraciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). A la institución con sede en Estados Unidos nunca le han gustado las cajas de ahorros, como siempre ha recordado en sus informes.
Pese a ello opina que el modelo implantado hace unas dos décadas en Italia con la eliminación de las cajas de ahorros y su transformación en fundaciones no le gusta. Considera que no ha funcionado.
Y es que el modelo que propone la troika para el futuro de las cajas de ahorros españolas y para sus bancos es el mismo.
De momento, y si nadie lo evita, todas las cajas se convertirán en fundaciones y perderán el control de sus bancos. Unas porque están intervenidas y ya según la normativa española deben pasar a fundaciones, caso de Catalunya Caixa, de las cajas que forman Bankia, de las de Novagalica, o la CAM, entre otras.
El escollo se plantea entre las más solventes, que no entienden por qué deben someterse a este cambio. Tampoco lo entienden los gobiernos autónomos en los que se asientan sus sedes. Este es el caso de La Caixa, Unicaja, Ibercaja o Kutxabank.
Sus presidentes, junto a los de BMN y Liberbank, son históricos en el sector, con excepción de Mario Fernàndez, que lleva casi toda su trayectoria laboral en la banca, pero recaló hace relativamente poco en las cajas, en concreto en BBK.
Los gobiernos autónomos además podrían perder cual atisbo de influencia en estas entidades que aún les pueda quedar. Por dos motivos, uno porque aún no está claro si en el caso de que se cree una fundación, cuando esta -que prácticamente se ocuparía ya de la obra social- dependería del gobierno regional o del central.
Inicialmente La Caixa dependería, según fuentes de las cajas, del Gobierno central al extenderse su labor social a todo el territorio nacional. Pero en el caso de las cajas vascas que componen Kutxabank sería el País Vasco el que controlaría sus fundaciones, ya que su actividad se circunscribe a este territorio.
Pero otra derivada de esta norma sería que los presidentes de las cajas perderían su sillón en el banco. Este es el caso de Isidro Fainé. Este ejecutivo es presidente de La Caixa, y por extensión de Caixabank, pero representando a la caja, que controla el 61% del banco.
Si la entidad de ahorros se convierte en fundación y pierde el control del banco Fainé previsiblemente perdería la presidencia de Caixabank, según aseguran todas las fuentes consultadas. Esto llevaría a Juan María Nin, actual preconsejero delegado del banco a convertirse en el número uno de la entidad cotizada.
A Mario Fernández, presidente de Kutxabank, le pasaría lo mismo. También a Braulio Medel, presidente de Unicaja, y a Amado Franco, de Ibercaja también.
Mientras, Carlos Egea, presidente de BMN, también uno de los más veteranos ejecutivos del sector, también busca una salida para el banco. Ha presentado al Banco de España un plan de viabilidad para recapitalizar la firma y poder mantenerse independiente, sin recurrir a las ayudas públicas. Pero su objetivo sería unirse a otra entidad. Lo ha intentado con Ibercaja, Liberbank, Unicaja -fusión casi hecha- y más tarde con Popular. Pero las necesidades de capital del banco que preside Ángel Ron dieron al traste con la operación.
Manuel Menéndez, presidente de Liberbank, también ha intentado todos los movimientos posibles en el último año para lograr una nueva fusión. Pero su fuerte personalismo ha frenado estas uniones. Lo mismo le ha ocurrido a Medel, aunque este ejecutivo ha salido reforzado de los pulsos que ha echado al Banco de España y el Gobierno. Amado Franco, más introvertido en sus actuaciones, también se ha convertido hasta ahora en un superviviente del sector.
Fuente. DIARIO CINCODÍAS DE ESPAÑA
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