sábado, diciembre 17, 2005

Bolivia: ¿GOBERNABILIDAD O CAOS? - Análisis de Libardo Buitrago

Mañana domingo 3,6 millones de bolivianos elegirán Presidente, Vicepresidente, 27 Senadores, 130 Diputados y 9 Prefectos. El cuadro político que puede desembocar de estas elecciones generales en el siguiente análisis: Bolivia, con posturas políticas diametralmente opuestas, se juega mañana dos modelos de sociedad: el primero de ellos, el de Evo Morales, que promete un Estado proteccionista, interventor, alejado del proceso de globalización, cerrar las puertas a la inserción internacional a través del comercio y con la promesa que nacionalizará los recursos naturales, entre ellos el petróleo, dijo que cambiará todos los contratos con empresas petroleras, impondrá cargas tributarias, y seguirá culpando al libre mercado y al neoliberalismo de todos los males de la sociedad. El otro modelo, el del ex presidente Jorge Quiroga, que ofreció abrir más el país, hacerlo más productivo, conectarlo con la globalización. Lo fundamental está en saber si la estabilidad política llegará, o si por el contrario, se radicalizará las posturas. Inevitablemente, los candidatos de una u otra forma pusieron a Chile en la contienda. Con las elecciones del día de mañana, pueden ocurrir dos escenarios: el primero de ellos que se le facilite el ascenso al poder de Evo Morales, y que este líder pueda tejer una alianza política en el Congreso. De acuerdo a la Constitución, el candidato que no obtenga el 50% de los votos populares, debe someterse a una suerte de segunda vuelta indirecta con las fuerzas políticas representadas en el nuevo poder Legislativo. Así, en los últimos años, fue posible que Jaime Paz Zamora, Hugo Banzer y Gonzalo Sánchez de Lozada, surgieran como fruto de los acuerdos partidistas. En el segundo, escenario, que se forme una coalición de partidos políticos opuestos a Evo Morales, como ya ocurrió en la pasada elección presidencial. En esa oportunidad, el dirigente del MAS salió en segundo lugar, tras Sánchez de Lozada, y el expresidente, bordó una estrategia para frenar a Evo, y lo obtuvo pero con un desastroso resultado en términos de abrir una con ello una crisis político-social, que lo sacó abruptamente del poder, y trajo a dos personas que lo sucedieron en gobiernos de transición. Con fuertes amenazas de sacar a sus partidarios Evo Morales, apuesta a que le abra el paso para convertirse en Presidente, y con esta presión que puede tomarse las calles, obligar a los parlamentarios a votar en el Congreso por su nombre, sin necesidad de acuerdos de por medio. La principal sombra que se cierne es el uso de un nacionalismo radicalizado, que en momentos que se pudiera ver complicado el cuadro interno se vuelva a agitar la bandera antichilena, un recurso recurrente en tiempos difíciles. Los laberintos siempre tienen una salida: que los políticos se sienten a diseñar un consenso, esa es la única puerta que podría alejarlos de caer en un abismo, o continuar como hasta ahora, caminando en el peligroso laberinto de inestabilidad, y caos, que trunca los sueños de los bolivianos, y con la posibilidad cierta de abrir la compuerta a la fragmentación nacional, como lo aspira Santa Cruz, por ejemplo.

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