El ex Presidente de Uruguay Julio María Sanguinetti escribe este artículo para el diario LA NACION, de Buenos Aires, cuya lectura recomiendo:
No hay análisis contemporáneo que pueda prescindir de China, presencia comercial, financiera, política y hasta mito, creado en torno de un crecimiento que a la distancia se mira como un extraño milagro. Hasta se retorna al viejo prejuicio del "peligro chino", heredero del "peligro amarillo" que desde los años de la Segunda Guerra Mundial se ubicó en el Japón militarista y luego en el moderno Japón industrializado que irrumpía con sus relojes y televisores baratos. Sexta economía del mundo según los cálculos convencionales, segunda conforme a las tasas de cambio de paridad de poder de compra internacional, desde 1978 -cuando comenzó sus reformas económicas- ha crecido a una tasa real promedio del 9,4% anual (alrededor del 8% para números no oficiales más severos). Se instaló así como potencia universal desde que, en 2001, se incorporó a la Organización Mundial del Comercio (OMC). A su irrupción en la demanda mundial se debe, en buena medida, el auge de los precios internacionales de materias primas que hoy celebran los países de bajo desarrollo, especialmente en una América latina que después de años de vacas flacas disfruta de elevados precios agrícolas.

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