CONFIRMADO. Romano Prodi, el nuevo premier italiano, junto a su esposa Flavia. (Reuters / Alessandro Bianchi)Por primera vez, el premier conservador Silvio Berlusconi admitió que Romano Prodi será su sucesor, pero negó legitimidad al triunfo de la centroizquierda y dijo que el gobierno de Prodi "será un paréntesis", ya que la alianza de centroderecha pronto volverá a gobernar. Casi al mismo tiempo, el presidente estadounidense George Bush, íntimo aliado y amigo de Berlusconi, telefoneó al vencedor por estrecho margen de las elecciones generales parlamentarias del 9-10 de este mes para felicitarlo.A bordo del avión presidencial Air Force One, que volaba hacia California, Bush "expresó a Romano Prodi el augurio de poder comenzar pronto a trabajar juntos con el nuevo gobierno".Prodi y Bush acordaron encontrarse en julio en San Petesburgo, Rusia, donde tendrá lugar la próxima reunión del Grupo de los Ocho (G8), la cumbre de los principales países industrializados.El primer ministro "saliente", como llaman en Italia al gobernante que se va, demostró otra vez "ser un mal perdedor", como lo acusó ayer en un editorial el diario financiero británico Financial Times. Berlusconi volvió a atacar con la cabeza gacha, como un toro en la arena, el triunfo de Prodi. Nunca había dicho, pero no podía dejar de decirlo después que su amigo Bush felicitó a Prodi por la victoria, que el líder del centroizquierda iba a sucederlo como inquilino del Palacio Chigi, la sede del gobierno italiano."Los vencedores morales y políticos somos nosotros, que sacamos 200 mil votos más", dijo sin explicar como hizo esas cuentas. Agregó que el gobierno de Prodi "será un paréntesis" y que pronto regresarán al poder los conservadores de la Casa de las Libertades. Berlusconi habló en un mitin del centroderecha en Trieste, donde el domingo se votará en la segunda vuelta de las elecciones municipales.El tono que usó deliberadamente fue otra vez violento, indicando una táctica de desgastar continuamente al futuro gobierno de su rival, que lo había derrotado en 1996 y volvió a hacerlo diez años más tarde. "No creo que estos señores lograrán gobernar", dijo. En privado Berlusconi sostiene que Prodi no durará como jefe del gobierno más de seis meses por la exigua mayoría que tiene en el Senado: 158 a 156 bancas, aunque hay que tener en cuenta también a los siete senadores vitalicios, que en su mayoría simpatizan con el centroizquierda.Arengando a sus partidarios que lo aplaudían y hacían ondear banderas, Berlusconi afirmó que con la guerrilla parlamentaria "estaremos en condiciones de hacerlos inofensivos, no lograrán abolir nuestras reformas y defenderemos nuestra libertad. Sin nuestro acuerdo no pasará ni una ley en el Senado".Berlusconi quiere mantener alta la tensión con continuas denuncias de irregularidades electorales, pese a que la Corte de Casación proclamó la victoria de Prodi tras el recuento de los vo tos inválidos. Ayer se presentó ante la justicia de Roma el ministro de los Italianos en el Exterior, Mirko Tremaglia, con un dossier de presuntas irregularidades. Es probable que Romano Prodi, que cuenta con una cómoda mayoría absoluta en la Cámara de Diputados, conseguirá el voto de confianza también en el Senado. Pero no se sabe cuando Prodi recibirá el encargo del presidente de la República, Carlo Azeglio Ciampi, porque el 13 de mayo vence el mandato de siete años de Ciampi como jefe del Estado.Ayer Berlusconi dijo que "Ciampi ha trabajado bien", lo que aumentó la perspectiva de un acuerdo de las dos coaliciones enfrentadas para votar la reelección del actual jefe del Estado, pese a que ha cumplido ya 85 años. Berlusconi acusó a la centroizquierda de hacer maniobras de mercantes en el caso de la elección presidencial.
El problema para el líder conservador es que en la Asamblea Legislativa que debe elegir al nuevo jefe del Estado, la alianza de centroizquierda de Romano Prodi cuenta con una amplia mayoría de 551 electores (senadores, diputados y delegados regionales), contra 467 electores de los conservadores. Hay que agregar los siete senadores vitalicios, favorables todos a votar la reelección de Ciampi. Pero el actual presidente de los italianos podría preferir el retiro e ingresar de inmediato al Senado como senador vitalicio.
El problema para el líder conservador es que en la Asamblea Legislativa que debe elegir al nuevo jefe del Estado, la alianza de centroizquierda de Romano Prodi cuenta con una amplia mayoría de 551 electores (senadores, diputados y delegados regionales), contra 467 electores de los conservadores. Hay que agregar los siete senadores vitalicios, favorables todos a votar la reelección de Ciampi. Pero el actual presidente de los italianos podría preferir el retiro e ingresar de inmediato al Senado como senador vitalicio.

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