lunes, julio 09, 2007

Hamás se lanza a la conquista de toda Palestina

"Acabamos de lanzar un misil que apenas ha dejado de tocar tierra", comentaba hace año y medio Mohamed Shihab, recién electo diputado y fundador de Hamás. "¿Lo han lanzado tras el triunfo en las elecciones?", se le preguntaba. "No. El misil fue disparado en diciembre de 1987, cuando fundamos el Movimiento de Resistencia Islámica". "El problema es explicar por qué nos matamos entre nosotros", dice un funcionario. "Con su política, Al Fatah no tiene futuro", dice un dirigente de Hamás. El pasado 14 de junio, Hamás se adueñó de la franja de Gaza. Desmanteló en 48 horas todos los cuarteles bajo mando del presidente palestino, Mahmud Abbas. Más de centenar y medio de milicianos de Al Fatah e islamistas murieron. Algunos inocentes fueron asesinados a sangre fría y linchados en desmanes cometidos por enmascarados. Hamás es ahora la única autoridad en la franja, desde la frontera israelí hasta la egipcia. La tranquilidad es la norma; la seguridad, desconocida durante años, casi total. Se han rearmado y ganado autoestima. No van a ceder. El movimiento fundamentalista ha dado un paso decisivo. Domina Gaza y tiene la vista puesta en Cisjordania.

Los milicianos confiscan miles de armas de los clanes familiares en los barrios de Jan Yunis, Gaza y Rafah. Ordenan el tráfico y barren las calles. El Gobierno islamista decretó una amnistía y no se tiene noticia de actos de revancha. Los partidarios de Abbas no hablan demasiado, pero el ambiente es muy crispado. "He escuchado a niños de ocho años decir que se vengarán en el futuro. El problema es explicarles por qué nos matamos entre nosotros", explica Zaher, un funcionario fiel a Al Fatah. Sólo se venden los periódicos de Hamás. Los de la competencia no llegan desde Cisjordania por la clausura del territorio. Sus estaciones de radio se niegan a emitir. El control de Hamás es, por el momento, absoluto, y revertir la situación es muy improbable. Y en Cisjordania manda el presidente palestino, Mahmud Abbas, respaldado con dinero y armas por Estados Unidos, la Unión Europea, Egipto, Jordania... Y el Gobierno de Salam Fayad -nombrado por Abbas-, al tiempo que amainan las venganzas en Cisjordania contra dirigentes de Hamás y académicos afines, se ha puesto manos a la obra: ha rechazado pagar los sueldos de los funcionarios contratados por el Gobierno del islamista Ismail Haniya; los agentes que gestionaban los cruces fronterizos de Gaza tienen prohibido regresar a sus puestos de trabajo, aunque cobrarán su salario. El Ejecutivo ha pretendido golpear a la red asistencial de Hamás en Cisjordania con la promulgación de un decreto que establece la autorización previa de la Administración a las ONG para que éstas puedan operar. Asimismo, el primer ministro se ha reunido con 800 imanes para advertirles de que no se tolerará la incitación a la violencia ni los mensajes políticos desde las mezquitas. Es, para Hamás, un acoso llevadero.

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