Ferviente partidario de los talibanes y admirador del jefe de la red terrorista Al-Qaeda, Osama ben Laden, Abdul Rashid Ghazi, líder de los militantes que se atrincheraron en la Mezquita Roja de Islamabad, suele alentar a sus alumnos a unirse a la jihad (guerra santa). "Para nosotros, esta vida no significa nada", dijo Ghazi, que ahora quiere llevar a la muerte a cientos de alumnos. "Preferimos ser mártires antes que entregarnos", afirmó anteayer. Numerosos jóvenes musulmanes en Paquistán crecieron con el liderazgo religioso de Ghazi. Mientras el presidente Pervez Musharraf intentaba presentar a su país como aliado de Occidente en la lucha contra el terrorismo, Ghazi predicaba la guerra santa entre sus alumnos.
El líder religioso, que exige la implementación de la sharia (ley islámica) en todo Paquistán, creó con ese fin un tribunal islámico en la Mezquita Roja y amenazó con atentados suicidas contra del gobierno en caso de que intentara cerrarlo. Las autoridades observaron impotentes, durante años, las actividades del clérigo. Ghazi estudió historia y trabajó para el Ministerio de Educación paquistaní y para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco). Sus conocidos afirman que era un joven moderado y simpático, al que le gustaba hablar en inglés. Sin embargo, su personalidad comenzó a cambiar cuando su padre, que dirigía la Mezquita Roja, fue asesinado en 1998 por un movimiento islámico rival. Ghazi se hizo cargo desde entonces de la mezquita y comenzó a adoptar un perfil cada vez más extremista. Hoy duerme siempre junto a un Kalashnikov y proclama la revolución islámica en su país.
Fuente: Diario La Nación de Buenos Aires

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