La Coctelera, trae este interesantísimo artículo.
Cuando se comienza un Blog se generan muchas expectativas en torno a qué se quiere conseguir con él, cómo convertirlo en un diario exitoso o qué tipo de piruetas podrían utilizarse para convertir los paseantes fugaces en visitantes asiduos. Por ejemplo, creer que escribir “paseantes fugaces” resulta más atrayente que decir lectores casuales. Sin embargo, e independientemente de lo que significa ser un blogger “exitoso”, ese esfuerzo por mínimo que sea puede causar estragos reales en quienes buscan desesperadamente ganar unos cuantos “amigos incondicionales de la casa” o lograr lo que otros ya han logrado: vivir y ganar dinero a costa de su blog.
The Mercury News ha publicado un interesante artículo (requiere suscripción) acerca de bloggers a los que la ansiedad por publicar en su diario les ha producido tanto agobio y agotamiento que comparan esa sensación con la que genera cualquier obsesión: “There is a narcotic quality to it. The more you post, the more readers you get. It’s easy for people to get sucked into it”. Es oficial. Los blogs son adictivos, aunque justo ahora pienses que no es tu caso y nunca lo será.
Incluso Joi Ito ha explicado los síntomas para aquel que dude de su adicción:
“Do you think about everything in terms of whether it will make a good blog entry? Do you keep your computer in standby mode beside your bed and wake up at 2 a.m. to blog? Do you skip lunch and blog instead?‘’ Pronto, este tipo de adicción se convertirá en el objeto de estudio de psicoanalistas y proliferarán grupos de ayuda con cientos de blogger en rehabilitación a los que se les permitirá expresar lo que quieran, pero nunca por escrito.
“Do you think about everything in terms of whether it will make a good blog entry? Do you keep your computer in standby mode beside your bed and wake up at 2 a.m. to blog? Do you skip lunch and blog instead?‘’ Pronto, este tipo de adicción se convertirá en el objeto de estudio de psicoanalistas y proliferarán grupos de ayuda con cientos de blogger en rehabilitación a los que se les permitirá expresar lo que quieran, pero nunca por escrito.
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