El gobierno de izquierda de Tabaré Vázquez, que asume funciones el martes, deberá afrontar el servicio de una abultada deuda pública y cumplir con su promesa de erradicar la pobreza extrema, por lo que deberá generar crecimiento suficiente para hacer frente a ambos compromisos. El nuevo gobierno también se propone bajar el déficit fiscal, que en 2004 se ubicó en 2% del PIB (sin el cómputo de los gobiernos departamentales), cuando la meta acordada con el FMI fue de 2,9% para el año. Asimismo anunció que emprenderá reformas estructurales, entre ellas una reforma de la recaudación y administración tributaria, la banca pública y la seguridad social. Pero la primera prioridad del gobierno será el Plan Nacional de Atención a la Emergencia Social, de dos años y que demandará 100 millones de dólares, con el que se pretende sacar a flote a los sectores más sumergidos de la sociedad.
La administración Vázquez enfrentará una concentración de vencimientos con el FMI, el BM y el BID por 1.626,7 millones en 2005 y 1.246 millones de dólares en 2006, según el Banco Central. En tanto, toda la deuda pública --de 13.428 millones de dólares-- exigirá por pago de intereses y capital desembolsos de 3.000 millones en 2005, 2.340 millones en 2006, 1.235 millones dólares en 2007, 915 millones en 2008 y 807 millones en 2009, según el Banco Central. Otro importante desafío es el endeudamiento privado, en especial del sector agropecuario. El futuro ministro de Ganadería, el ex tupamaro Ernesto Agazzi, reconoce que éste "es un tema muy delicado y muy complicado". "Todavía no está resuelto" cómo se va a encarar el tema del endeudamiento, "porque entre nosotros (en el seno del gobierno) no tenemos la misma visión", dijo. Pero afirmó que el endeudamiento "no se va a tratar con un enfoque financiero (...). Hay que tratar esa deuda con un criterio productivo, de la reactivación. Hay que permitir que esa persona que quiere pagar y no puede, pueda pagar en base a lo que pueda producir". En lo que respecta a la política monetaria y cambiaria, Astori dijo que se va a mantener el actual régimen, de libre flotación, pese a los reclamos de algunos sectores -sobre todo el agropecuario y el exportador- por la depreciación del dólar, aunque habrá "novedades" en cuanto a la utilización de herramientas, lo que incide directamente en el tipo de cambio. Astori consideró que la caída del dólar "no ha traído un deterioro de la capacidad de competencia de las exportaciones uruguayas, justamente porque es un fenómeno que ocurre también en otros países". Añadió que "la competitividad, si bien puede ser afectada por el tipo de cambio, no depende solamente" de eso.
El mandatario que mañana tomará juramento a su cargo, deberá darle la gobernabilidad que el país necesita para esta transición, luego de los 174 años de dominio de los Blancos, Colorados y gobiernos autoritarios.
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