Bush propone por primera vez al Congreso de EEUU su polémica reforma de la Seguridad Social

El presidente de EEUU, George W. Bush, preocupado por su caída en los índices de popularidad, ha propuesto por primera vez al Congreso limitar los beneficios de la Seguridad Social para los más ricos y establecer un sistema que proteja los de aquellos sectores que reciben menos ingresos. Durante su primera rueda de prensa en horario de máxima audiencia desde que fue reelegido y la cuarta en sus dos mandatos presidenciales, Bush planteó la necesidad de crear "un sistema de Seguridad Social en el que los beneficios para los trabajadores de menores ingresos crezcan más que los beneficios de la gente que está en mejor posición económica". La iniciativa fue presentada tras dos meses de campaña por todo el país para recoger apoyo a la reestructuración de un sistema de pensiones que, según el líder republicano, en 2017 gastará más en beneficios sociales de lo que reciba de los trabajadores. En un breve discurso que antecedió a la rueda de prensa, el mandatario señaló que la Seguridad Social del país afrontará "graves problemas financieros" como resultado de un aumento de la jubilación en los próximos años de quienes nacieron después de la Segunda Guerra Mundial. Además, añadió que cualquiera que haya nacido antes de 1950 no sufrirá cambios en su plan y añadió que al trabajar con el Congreso aceptará cualquier plan que no aumente las aportaciones de los trabajadores o reduzca sus beneficios. Pero recordó también que hasta el momento no ha abandonado su plan de privatizar parcialmente las aportaciones de trabajadores y empleadores. A esta idea se oponen los legisladores demócratas, bajo el argumento de que socavará los beneficios que tradicionalmente reciben los pensionistas y aumentará la deuda nacional. A pesar de la ofensiva gubernamental, los estadounidenses siguen reacios a la idea. Según una encuesta publicada esta semana por el diario 'The Washington Post' y la cadena ABC señaló que un 51% de los ciudadanos se opone al plan de Bush, frente a un 47% que lo respalda. La gente tiene muchas dudas sobre los "beneficios" que significa cambiar el actual sistema, y seguramente tendrá que librar una dura batalla para cambiar algo conocido por un esquema que les resulta incierto a los estadounidenses.