Para Donald Trump, las propuestas para reemplazar el Centro de Comercio Mundial lucen como un basurero. ¿Su solución? Reconstruir las torres gemelas, más o menos. De pie en la entrada de su Trump Tower en la Quinta avenida de Manhattan, el magnate de la construcción presentó el miércoles una maqueta de su modelo para las torres, que recuerdan la forma original de los rascacielos que cayeron el 11 de septiembre del 2001.
Las torres que Trump propone tendrían 111 pisos, uno más que las torres destruidas. Los planos para el centro, donde destaca una Torre de la Libertad de 540 metros de alto, han sufrido retrasos recientemente por motivos de seguridad, aunque el gobernador George Pataki aseguró a los neoyorquinos la semana pasada que el proyecto no se detendría. "El no reconstruir no es una opción", dijo el gobernador republicano durante un discurso pronunciado la semana pasada en Manhattan. Pero Trump le dio escaso uso a la futurista Torre de la Libertad. El plan "luce como un basurero, una serie de ángulos destartalados que no se corresponden. ¿Y tenemos que vivir con eso cuántos años?", se preguntó. "Es el peor montón de arquitectura basura que he visto en mi vida". Sin embargo, Trump dijo que era decisión de Larry Silverstein, dueño del contrato de arrendamiento del Centro de Comercio Mundial, y de la Autoridad de Puertos de Nueva York y Nueva Jersey, dueña del terreno, si se lleva a cabo el diseño presentado el año pasado por el ingeniero Ken Gardner. "Yo sólo tengo el poder de la persuasión", dijo Trump. "Es un poder muy simple, pero a veces puede ser muy fuerte". Hablando a nombre de Silverstein, Howard J. Rubenstein dijo que Trump era amigo, pero que "la única preocupación de Silverstein en este momento es diseñar una Torre de la Libertad segura y espectacular que respete el plan maestro establecido para la obra".
Las torres que Trump propone tendrían 111 pisos, uno más que las torres destruidas. Los planos para el centro, donde destaca una Torre de la Libertad de 540 metros de alto, han sufrido retrasos recientemente por motivos de seguridad, aunque el gobernador George Pataki aseguró a los neoyorquinos la semana pasada que el proyecto no se detendría. "El no reconstruir no es una opción", dijo el gobernador republicano durante un discurso pronunciado la semana pasada en Manhattan. Pero Trump le dio escaso uso a la futurista Torre de la Libertad. El plan "luce como un basurero, una serie de ángulos destartalados que no se corresponden. ¿Y tenemos que vivir con eso cuántos años?", se preguntó. "Es el peor montón de arquitectura basura que he visto en mi vida". Sin embargo, Trump dijo que era decisión de Larry Silverstein, dueño del contrato de arrendamiento del Centro de Comercio Mundial, y de la Autoridad de Puertos de Nueva York y Nueva Jersey, dueña del terreno, si se lleva a cabo el diseño presentado el año pasado por el ingeniero Ken Gardner. "Yo sólo tengo el poder de la persuasión", dijo Trump. "Es un poder muy simple, pero a veces puede ser muy fuerte". Hablando a nombre de Silverstein, Howard J. Rubenstein dijo que Trump era amigo, pero que "la única preocupación de Silverstein en este momento es diseñar una Torre de la Libertad segura y espectacular que respete el plan maestro establecido para la obra".
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