El diario La Razón de Bolivia en su editorial del día de hoy trae esta visión que es interesante de leer:
La primera enseñanza de este episodio es que quien asume un cargo en la conducción del país no puede esquivar la toma de decisiones. Tiene que cumplir su rol, el rol para el cual se han preparado todos quienes aspiran a llegar a esos cargos.El gobierno del presidente Carlos Mesa acaba de tener un grave traspié político. La idea de evitar pronunciarse sobre la Ley de Hidrocarburos elaborada y sancionada por el Parlamento acudiendo a una reunión de personalidades para que lo hagan, resultó un fiasco. La primera enseñanza de este episodio es que quien asume un cargo en la conducción del país no puede esquivar la toma de decisiones. Tiene que cumplir su rol, el rol para el cual se han preparado todos quienes aspiran a llegar a esos cargos. Los que no quieren tomar ese tipo de decisiones, simplemente evitan toda posibilidad de ocupar cargo público alguno. El momento que vive el país es particularmente difícil porque reúne varios temas conflictivos que requerirían de líderes más aptos para la toma de decisiones. Está la Ley de Hidrocarburos, convertida en un núcleo de decisiones sobre la aptitud del país de recibir inversiones extranjeras. Está el referéndum sobre las autonomías, que una pésima política de información ha convertido en una amenaza a la unidad nacional. Está el proceso de elección de prefectos, que consiste en dividir la administración del país sin haber resuelto previamente la administración del todo. Además, en este momento confluyen temas tales como el manejo de la tierra, que parece agravado con la participación de instituciones que debían haber ayudado a resolverlo, como es el caso del INRA, pero no lo hicieron.
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