jueves, junio 23, 2005

En los tiempos de boom económico, se afecta la salud

Durante un boom económico, la gente fuma más y engorda más. Sube la cantidad de accidentes de tránsito y laborales, ya que la gente pasa más tiempo en el trabajo y en la calle. Lo mismo ocurre con las muertes por ataques cardíacos, gripe y neumonía. Uno tendería a pensar que los buenos tiempos traen buena salud. Es más la gente que tiene trabajo y cobertura de salud cuando la economía crece. Es menos la gente que no va al médico para ahorrar dinero o sufre de estrés por un despido. De modo que con un crecimiento laboral más sólido desde 2000, parecería que Estados Unidos puede aspirar a unos años vigorosos.Sin embargo, el mundo no funciona así, según una nueva investigación. De hecho, una economía fuerte probablemente debería venir acompañada de una etiqueta de advertencia. Una caída del 1 por ciento en la tasa de desempleo –que es lo que sucedió desde 2003- genera 12 mil muertes por año en Estados Unidos que, de otra manera, no se producirían, según Christopher J. Ruhm, un economista de la Universidad de Carolina del Norte. Cuando mejora la economía, la cantidad de accidentes de tránsito y laborales aumenta, ya que la gente pasa más tiempo en el trabajo y en la calle. Las muertes por ataques cardíacos, gripe y neumonía también aumentan. Las muertes por cáncer no cambian y los suicidios se reducen, pero no lo suficiente como para compensar los otros incrementos en los niveles de mortalidad. Durante un boom económico, la gente fuma más y engorda más. La parte de la población que consume alcohol se mantiene en los mismos niveles, pero algunos bebedores ocasionales se convierten en bebedores asiduos. Si sumamos todo esto, una expansión económica termina pareciéndose a un riesgo para la salud. “Las cosas no van de manera uniforme en una dirección u otra”, dijo Ruhm, que en los últimos años publicó varios artículos académicos con títulos como “Vida sana en tiempos difíciles”. “Los buenos momentos en la vida no siempre derivan en buena salud”. Esto es una afrenta para el poder que los incentivos económicos ejercen sobre los consumidores, aunque no tomen conciencia de que están respondiendo a estos incentivos. Los mayores ingresos tientan a nuestras facultades de autocontrol, al reducir el costo de una botella de buen whisky y otros lujos que son más placenteros que saludables. El costo de hacer ejercicio, mientras tanto, aumenta cuando la economía crece y se puede pasar ese tiempo ganando trabajando y dinero. Los ejecutivos del New York Sports Club se sorprendieron al enterarse de que sus gimnasios son más populares en tiempos de recesión. Las ventas de cerveza Budweiser, por otra parte, parecen ir en la misma dirección que la economía. En 2001, el año más recesivo según los cálculos de los economistas, las ventas de Anheuser-Busch aumentaron al ritmo más lento en los últimos cinco años. Ruhm empezó a estudiar el tema después de leer varios trabajos académicos que mencionaban los peligros de las recesiones para la salud. Pero no había demasiado sustento, de modo que Ruhm empezó a investigar. En un documento de los años 20 que descubrió, los investigadores determinaban que la salud mejoraba durante los tiempos difíciles, pero mencionaban que les costaba creer en sus propios hallazgos. De modo que Ruhm empezó a hacer sus propias investigaciones, intentando aislar la interacción entre la salud y el ciclo comercial y ver si lo que había leído era correcto. “Hete aquí que la evidencia es bastante abrumadora”, dijo. Por supuesto, aunque sus hallazgos terminen siendo aceptados por todos, no deberíamos desear que las recesiones se prolonguen. El fuerte crecimiento económico hace que un país sea más sano, dándole más recursos para invertir en investigación y tecnología y así prolongar vidas. La mejor lección podría ser para los consumidores individuales. Pensemos en los tiempos económicos saludables como una versión prolongada de las vacaciones. Disfrutémoslas mientras duran, pero recordemos que el deseo humano de consumir no siempre se verá saciado.

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