Fracasa la cumbre de Bruselas: británicos hunden presupuesto 2007-2013 para la Unión Europea

La concertación era vital, por ser la primera que contempla a los 10 países que se unieron al bloque en la última ampliación (mayo de 2004). Y aunque ‘los 25’ tienen todavía un año para ponerse de acuerdo, el hecho tiene un alto costo político, pues aumenta la sensación de inestabilidad y división en un bloque ya duramente golpeado por los ‘noes’ de franceses y holandeses a la primera Constitución Europea: un rechazo que ha sido unánimemente interpretado como una manifestación de malestar popular con el proceso de construcción europea. Por cierto que Europa está en crisis, una crisis profunda. El fracaso sobrevino como consecuencia de la negativa británica a aceptar una congelación del llamado ‘cheque británico’ a partir del 2007: un reembolso de aportes a las finanzas comunitarias conseguido por Margaret Thatcher en 1984 y que hoy asciende a 4.600 millones de euros -unos 5.520 millones de dólares. A pesar de los enormes esfuerzos de la presidencia luxemburguesa, que presentó su última propuesta a los Jefes de Estado y Gobierno, los británicos se mantuvieron firmes en su exigencia de que sólo aceptarían discutir sobre su cheque si había una revisión a fondo de los gastos de la UE y, concretamente, de la Política Agraria Común (PAC, 40 por ciento del presupuesto comunitario). Los que pedían que empezar de cero en la cuestión del presupuesto, sabían que eso era imposible en una reunión de dos días: lo que querían era el fracaso de la reunión, y lo lograron. En Europa hay hoy un gran choque de filosofías entre “los que quieren una Europa de libre mercado y nada más, y entre quienes quieren una Europa políticamente integrada”. Francia también contribuyó al fracaso al no aceptar discusión alguna sobre la polémica PAC -de la que tanto se beneficia- antes del 2013, con el argumento de que la ampliación –con Rumania y Bulgaria en el 2007– la hacía más necesaria que nunca. Muy fuertes y decisivas fueron también las posiciones de Holanda y Suecia (dos de los principales aportantes a las arcas comunitarias), que exigieron una fuerte revisión de los gastos de la Unión Europea. Al final, el presupuesto fue rechazado por Reino Unido, Holanda, Suecia, Finlandia y España, un país que a partir del 2007, y en virtud de la ampliación, comenzará a sufrir un fuerte recorte de las ayudas comunitarias que ha recibido abundantemente durante dos décadas.