El ex tesorero del Partido de los Trabajadores (PT) de Brasil reconoció públicamente el financiamiento ilegal de campañas electorales. En una declaración ante el Congreso, Delubio Soares, confirmó que un total de US$17 millones no fueron declarados a las autoridades electorales del país. Soares había renunciado como secretario de finanzas del PT a comienzos de este mes tras ser acusado de organizar sobornos a legisladores de otros partidos políticos. Durante las últimas seis semanas, una serie de denuncias sobre corrupción ha debilitado al partido de Luiz Inacio Lula da Silva.
Fondos no declarados En su propia cuenta, Delubio Soares manejaba un oculto juego de ajedrez de al menos US$17 millones que sirvieron para financiar campañas electorales durante 2002 y 2004. El PT ha sido objeto de una escalada de denuncias sobre corrupción en las últimas semanas. Los fondos supuestamente fueron financiados por un empresario y nunca fueron declarados a las autoridades correspondientes, violando la legislación brasileña. Durante la sesión parlamentaria, Soares insistió en que había actuado solo y sin el conocimiento del presidente u otros altos miembros del partido. Dijo también que el financiamiento electoral no declarado era una práctica común entre los partidos políticos brasileños. La mayor parte de los analistas coincide con esa afirmación. Pero también concuerdan en que éste es el más serio escándalo de corrupción en Brasil por más de una década.
Las acusaciones de soborno
Pero más allá del financiamiento ilegal de campañas, Soares ha sido acusado de sobornar a juristas de otros partidos para que apoyen los proyectos legislativos del gobierno. Delubio Soares reiteró una vez más su rechazo a esos cargos. Sin embargo, la historia no termina ahí. La nueva dirección del PT manifestó su apoyo a una investigación policial sobre sospechosos pagos en efectivo a políticos y asesores en los días previos a votaciones parlamentarias claves. Esta escalada de acusaciones ha perjudicado la reputación del PT, que llegó al poder con la promesa de implementar un gobierno honesto. Con todo, el escándalo de corrupción no ha afectado gravemente al presidente Lula da Silva como lo muestran las encuestas. El respaldo a su persona se mantiene firme, aunque no así, la confianza en su partido.
Fondos no declarados En su propia cuenta, Delubio Soares manejaba un oculto juego de ajedrez de al menos US$17 millones que sirvieron para financiar campañas electorales durante 2002 y 2004. El PT ha sido objeto de una escalada de denuncias sobre corrupción en las últimas semanas. Los fondos supuestamente fueron financiados por un empresario y nunca fueron declarados a las autoridades correspondientes, violando la legislación brasileña. Durante la sesión parlamentaria, Soares insistió en que había actuado solo y sin el conocimiento del presidente u otros altos miembros del partido. Dijo también que el financiamiento electoral no declarado era una práctica común entre los partidos políticos brasileños. La mayor parte de los analistas coincide con esa afirmación. Pero también concuerdan en que éste es el más serio escándalo de corrupción en Brasil por más de una década.
Las acusaciones de soborno
Pero más allá del financiamiento ilegal de campañas, Soares ha sido acusado de sobornar a juristas de otros partidos para que apoyen los proyectos legislativos del gobierno. Delubio Soares reiteró una vez más su rechazo a esos cargos. Sin embargo, la historia no termina ahí. La nueva dirección del PT manifestó su apoyo a una investigación policial sobre sospechosos pagos en efectivo a políticos y asesores en los días previos a votaciones parlamentarias claves. Esta escalada de acusaciones ha perjudicado la reputación del PT, que llegó al poder con la promesa de implementar un gobierno honesto. Con todo, el escándalo de corrupción no ha afectado gravemente al presidente Lula da Silva como lo muestran las encuestas. El respaldo a su persona se mantiene firme, aunque no así, la confianza en su partido.
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