martes, julio 12, 2005

Los periodistas también necesitan «Prozac»

Por José Rosado de Periodista Digital.
La labor del periodista siempre se ve subyugada ante la gravedad de los acontecimientos; lo ocurrido el pasado jueves en Londres o el día a día de un reportero de guerra pueden influir en el profesional de por vida. Un grupo de expertos desvela los traumas y secuelas que sufren los profesionales de la información en un seminario para periodistas bajo el nombre de “Emociones, traumas y buen periodismo”. El periodista, al “ver” la noticia tiene mayor predisposición a sufrir este tipo de síntomas; sin embargo también existe un riesgo para el lector ya que puede verse influido por la información. Por ello, el profesional debe utilizar siempre un lenguaje comprensible que permita crear un vínculo entre el protagonista de la noticia, el reportero y el lector. Aunque, según Mark Brayne, director para Europa del Dart Center for Journalism and Trauma –la única institución dedicada al estudio de las relaciones entre periodismo y tragedia, “no hay justificación para aquellos periodistas que alarman de forma gratuita a los lectores o magnifican las tragedias”. Al igual que los policías, bomberos o personal sanitario, Brayne recalcó la figura del periodista como protagonista de la tragedia siendo, al igual que los mencionados, susceptibles de sufrir el desorden de estrés postraumático. Según el psiquiatra de la Unidad Psicosocial de la Dirección General de la Mujer de la Comunidad Autónoma de Madrid, Francisco Orengo, existen tres síntomas claros que demuestran indicios de sufrir estrés postraumático como son el síndrome de reexperimentación, que conlleva la sensación de volver a revivir la experiencia, así como ansiedad y taquicardia; el síndrome de evitación y embotamiento afectivo, que lleva al profesional a alejarse de todos aquellos que le recuerden la tragedia; y el síndrome de hiperactivación que provoca insomnio. Para el doctor Orengo, no conviene la utilización de fármacos para aliviar los síntomas, salvo aquellos más leves y siempre bajo prescripción psiquiátrica, conviene además “que deje pasar unas semanas después de haber estado sometido al trauma antes de reincorporarse con normalidad a su actividad habitual”. Además de Mark Brayne y Francisco Orengo, el seminario también contó con la presencia del presidente de la Asociación Nacional de Informadores de la Salud, Javier López Iglesias, y de Fernando González Urbaneja, presidente de la Asociación de la Prensa de Madrid.

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