martes, agosto 30, 2005

Huracán Katrina deja estela de muerte y destrucción


Rescatistas en lanchas y helicópteros buscaban a sobrevivientes del huracán Katrina y trasladaban a las víctimas a refugios el martes, cuando se comenzaba a vislumbrar la magnitud de los daños causados por la tormenta. El gobernador de Misisipí dijo que podrían haber muerto hasta 80 personas. "La devastación es enorme", declaró gobernador Haley Barbour en un programa de televisión de la cadena NBC, un día después que Katrina llegó a tierra con vientos de 233 kilómetros por hora (145 millas por hora) y destruyó miles de viviendas en lo que fue una de las tormentas más devastadoras que se hayan registrado en Estados Unidos. En Nueva Orleans, mientras tanto, el nivel del agua comenzó a subir en las calles el martes en la mañana, al parecer debido a una grieta en un dique adyacente a un canal que desemboca en el Lago Pontchartrain. La mayor parte de Nueva Orleans está bajo el nivel del mar y la ciudad está protegida por una red de bombas de agua, canales y represas. Muchas de las bombas de extracción de agua no funcionaban el martes en la mañana. Las autoridades planeaban utilizar helicópteros para arrojar unos 1.350 kilos (3.000 libras) de arena en la grieta del dique. Barbour dijo que había informes sin confirmar de 80 muertos en el condado de Harrison, que comprende las ciudades de Gulfport y de Biloxi, y que la cifra podría aumentar. Al menos otras cinco muertes en la costa del Golfo de México fueron atribuidas a Katrina. "Hay grandes sectores de la costa a los cuales no hemos podido llegar", señaló el gobernador. "Me duele decir esto, pero parece que es un desastre catastrófico en lo que respecta a vidas humanas". En la costa del Golfo de México, árboles caídos, postes de electricidad derribados y bloques de concreto en las calles impedían a los rescatistas llegar a las víctimas. Remolinos de agua ocultaban otros peligros. Las autoridades dijeron que podría pasar una semana o más hasta que los evacuados puedan regresar a sus casas. Advirtieron a la población que no intentara hacerlo antes, al manifestar que su presencia sólo interferiría con las tareas de rescate. "Lo que estamos haciendo es intentando hacer lo mejor en una situación mala, y necesitamos que la gente coopere", declaró el jefe de la policía de Nueva Orleans Eddie Compass. Más de 1.600 soldados de la Guardia Nacional trabajaban en Misisipí ayudando con las tareas de recuperación, y la fuerza de Alabama planeaba enviar dos batallones a Misisipí. En Nueva Orleans, una ciudad de 480.000 habitantes que fue evacuada casi totalmente durante el fin de semana, aquellos que se quedaron enfrentan ahora una amenaza más insidiosa, al regis trarse grietas en dos diques de contención del Lago Pontchartrain, que arrastraron correntadas por las calles de la ciudad. La inundación obligó a las autoridades a trasladar a los pacientes de un hospital de Nueva Orleans al Superdome de Luisiana, donde se refugiaron unas 10.000 personas. En el centro de Nueva Orleans, calles que estaban relativamente limpias horas después que pasara la tormenta se llenaron con unos 30 a 45 centímetros de agua (1 a 1,5 pie) el martes en la mañana. El agua llegaba a la rodilla en los alrededores del Superdome.

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