miércoles, agosto 03, 2005

Idas y venidas de la agenda con Chile

El siguiente es el editorial que trae hoy el diario La Razón de Bolivia, sobre las relaciones bilaterales entre Bolivia y Chile, recomiento su lectura:
En verdad, Bolivia está en todo el derecho de plantear los temas que vea conveniente con Chile, empero éstos —dada la experiencia pasada más próxima— deben hacerse de la forma estratégica y adecuada. La Cancillería tiene ante sí una situación compleja. l canciller boliviano, Armando Loaiza, ha informado que durante las conversaciones que se llevarán a cabo en La Paz, los días 8 y 9 de agosto, el Gobierno de Chile no desea incluir en la agenda de ambas naciones el tema energético. Además, el Gobierno chileno ha sido explícito al manifestar su decisión de no tratar con Bolivia, por lo menos de momento, ni sobre el gas ni sobre el mar. Bolivia se había propuesto desde el año pasado, como parte central de la diplomacia con Chile, utilizar la venta de gas para presionar de algún modo a La Moneda y obtener una ventaja en la solución del problema marítimo. Esa política del ex presidente Carlos Mesa, calificada como de gobierno y no de Estado por la actual gestión del mandatario Rodríguez, tuvo su origen en el referéndum sobre los hidrocarburos. La reacción chilena, como era de prever, fue la búsqueda de un mercado energético que garantice la provisión de gas para ese país. El anterior Gobierno también condicionó a Argentina que no venda “ni una sola molécula" del gas boliviano a Chile, lo que provocó entre ambas naciones —Bolivia y Chile— un campo de hostilidad recíproca innecesaria. En ese escenario, el nuevo Ministro de Relaciones Exteriores de Bolivia se ha encontrado con algo predeterminado. Y es que Chile ha decidido desde hace tiempo no depender del gas de Bolivia. Chile ha preferido comprarle el energético a Perú, eventual socio de Bolivia para negocios gasíferos con California y México, o importarlo a precios elevados desde Asia. En Bolivia se decía que todo esto era una estrategia chilena que tarde o temprano sería develada. Lo cierto es que al parecer el gas queda fuera de las reuniones bilaterales de Bolivia y Chile. Hecho que manifiesta que la vecina nación no quiere depender de Bolivia para un asunto tan neurálgico como el gas. Ante estas circunstancias es de extrañar algunas desatinadas declaraciones emanadas de voceros de la Cancillería boliviana. Como aquella en la que se decía que la Cancillería chilena estaba dispuesta a encarar el asunto marítimo en las reuniones de La Paz o que Bolivia planteará el tema mar en la agenda. Ambas aseveraciones han sido desmentidas por los funcionarios chilenos.En verdad, Bolivia está en todo el derecho de plantear los temas que vea conveniente, empero éstos —dada la experiencia pasada más próxima— deben hacerse de forma estratégica y adecuada. El inconveniente ahora es que el canciller chileno, Ignacio Walker, ha dicho que Chile no hablará del mar en La Paz, a pesar de que el Cónsul en Santiago se haya referido a "una agenda abierta y sin exclusiones" intentando adoptar la fórmula que Bolivia y Chile acordaron en la reunión de Algarve (Portugal) entre los ministros Murillo y Valdés el año 2000. Pero lo que sucede es que desde ese año a esta parte mucha agua corrió bajo el puente y la situación no es la misma. La Cancillería tiene ante sí una situación compleja que deberá encararla con seriedad, cautela y sin apasionamientos. Las administraciones suelen caer en la tentación política de intentar ganar puntos en supuestos avances en la relación con Chile, lo cual no es aconsejable dada la delicadeza que el asunto exige. Si no, que se recuerde cómo usó Carlos Mesa el tema.

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