lunes, septiembre 05, 2005

El gobierno de Bush y los municipios se echan la culpa por el desastre


Cuando finalizó la evacuación del Superdome de Nueva Orleans con la partida del último autobús repleto de refugiados, los únicos testigos de la devastación provocada por el huracán que quedaron junto a los escombros fueron los cadáveres.Según CraigVanderwagen, del Servicio de Salud de EE.UU., ya habría unos 2.000 cadáveres sólo en uno de los depósitos de Nueva Orleans. Y un senador estimó que habría más de 10.000.Pero lo cierto es que cuando el número exacto de muertos sea revelado, la indignación y las recriminaciones —que ya están circulando con acidez por las oficinas en Washington sobre lo que pasó— se multiplicarán vertiginosamente. El presidente George Bush reconoció que el operativo rescate había sido inaceptable. Pero ¿Quién es el responsable?El gobierno federal acusa a los gobiernos locales. Michael Brown, el director de FEMA, la agencia federal para la administración de emergencias, llego a decir que la culpa la tienen los propios habitantes de Nueva Orleans porque no habían cumplido correctamente la orden de evacuar la ciudad.La respuesta de Ray Nagin, el intendente de Nueva Orleans, fue virulenta. Nagin, el primero en lanzar un SOS gritando por la televisión "hagan algo", acusó al gobierno federal de "no tener la menor idea de lo que esta pasando". "Es horrible aquí. No sé lo que está haciendo el gobierno federal. Pero, usted sabe, Dios está mirando lo que está pasando aquí abajo, y si no hacen todo lo que pueden para salvar a la gente, van a pagar el precio. Porque cada día que se demoran, la gente se esta muriendo". Nagin dijo que nadie en Washington había querido escuchar sus advertencias sobre lo que iba a suceder si no reforzaban los diques. "Se lo dije a todos, pero nadie escuchó", dijo el alcalde.Nagin elogió, sin embargo, la decisión de enviar al general Russel Honore para coordinar a la Guardia Nacional. Lo llama "El pibe John Wayne" y a juzgar por el resultado de sus primera acciones es el único que parece tener el control de la situación.En Washington se escucharon sin embargo quejas con respecto a la actuación de la Policía local frente a los saqueos y a la violencia. Por lo menos 200 agentes de la Policía de Nueva Orleans desertaron en medio de la crisis, mientras que dos se suicidaron. El secretario de Seguridad Interior, Michael Chertoff, admitió ayer que se habían cometido errores, pero insistió en señalar en que las críticas tenían que esperar hasta que la crisis humanitaria estuviese bajo control.Sin embargo, tanto demócratas como republicanos consideran que uno de los responsables es el propio Chertoff y que debería renunciar. Newt Gingrich, un "halcón" del Partido Republicano, dijo que el huracán puso en cuestión la planificación de la Secretaria de Seguridad Interior "porque si no podemos responder más rápido a un evento que vimos venir a través del Golfo durante días, entonces por qué pensar que estamos preparados para responder a un ataque nuclear".Los dedos acusadores también tienen como blanco a Michael Brown, director del FEMA, que Maureen Dowd —la famosa editorialista del The New York Times— llama "el idiota cuyo único entrenamiento para ocupar ese puesto fue ser el director de algo que se llama Asociación Internacional de Caballos Arabes". En su primera conferencia de prensa, Brown admitió que hasta el jueves no sabía que había 15.000 seres humanos desesperados, deshidratados, hambrientos y moribundos en el Centro de Convenciones de Nueva Orleans.

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