El editorialista del diario argentino La Nación se ocupa de poner el acento en la gravedad que significa el narcotráfico en la sociedad argentina:
La lucha contra el narcotráfico en el mundo se desarrolla en distintos escenarios y tiempos. Las drogas ilícitas van presentando formas diversas de producción, comercialización, transporte, venta y consumo. Las campañas para erradicarlas y los modos de prevención requieren continuidad con uso de medios renovados. Es indudable que la creatividad de las organizaciones criminales no se agota, por lo cual se requiere un permanente estado de alerta y capacidad imaginativa para combatirlas, a fin de responder con éxito a los desafíos constantes que plantean. En nuestro país, las cuestiones vinculadas con el tráfico y el consumo de drogas son motivo de gran preocupación para las autoridades y la sociedad toda. Más aún, cuando las cifras oficiales reflejan una realidad que no admite pruebas en contrario. En efecto, cada año más droga es secuestrada, indicador directo de que el tráfico internacional a gran escala ha hecho pie definitivamente en la Argentina. En los primeros seis meses de este año la cantidad de cocaína decomisada batió un nuevo récord histórico, cercano a duplicar el promedio mensual de 2004. Según la Secretaría de Programación para la Prevención de la Drogadicción y Lucha contra el Narcotráfico (Sedronar), en el primer semestre de 2005 fueron secuestrados 2794 kilos de cocaína frente a 3048 kilos incautados en todo 2004. Son 254 kilos menos pero en el doble de tiempo, lo cual representa un promedio mensual para 2005 de 466 kilos contra 254 del año pasado. Según algunos especialistas, lo secuestrado oscila entre un 10 y un 30 por ciento de la droga que circula en el país. Las cifras del consumo de estupefacientes han llegado a niveles preocupantes, tal como confirmó el responsable de la Sedronar, José Ramón Granero, durante las II Jornadas de Prevención de las Adicciones en Catamarca. Según el funcionario, el consumo de estupefacientes se duplicó en nuestro país en los últimos cuatro años, mientras la edad en la que se comienza a utilizar esas sustancias bajó dramáticamente a los 12 años. Resulta de vital importancia, entonces, recurrir a políticas de prevención que no sólo detengan el consumo de quienes han caído en la adicción a las drogas, para luego buscar su rehabilitación, sino que además mantengan alejados de los estupefacientes a quienes no consumen, pero se encuentran en la mira de las organizaciones criminales, para reclutarlos en la legión que puede llevarlos a la muerte. Es oportuno destacar los resultados obtenidos en los Estados Unidos a partir de una intensa y permanente campaña en los medios de comunicación sobre los efectos y las consecuencias derivadas del consumo de drogas y del abuso del alcohol. En efecto, según la encuesta nacional sobre consumo de drogas y salud de 2003, un 10,3 por ciento de los jóvenes que dijo haber visto o escuchado los mensajes difundidos reconoció haber abusado del alcohol, en tanto el porcentaje se eleva a 12,5 para el segmento de jóvenes que no los escucharon o vieron. De la misma manera, un 10,8 por ciento que vio o escuchó en los medios de comunicación la campaña de prevención admitió haber consumido drogas en el último mes, comparado con el 13,7 que no recibió los mensajes.
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