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Escenas de violencia, desesperación, saqueos y disparos complicaron ayer las tareas de evacuación de miles de personas que quedaron atrapadas, sin luz, sin agua potable y sin comida en la devastada Nueva Orleans. Las autoridades ya hablan de "miles de muertos", y se estima que casi un millón de personas perdieron sus casas tras el paso del huracán Katrina.Mientras el caos se apoderaba de esta ciudad y la autoridad parecía totalmente ausente, el presidente George Bush envió miles de soldados de la Guardia Nacional y advirtió que habrá "tolerancia cero" con los saqueadores.Pero, pese a los cadáveres que flotaban en las aguas turbias que cubrieron el 80% de la superficie de esta ciudad del estado de Louisiana, a la escasez de alimentos y la amenaza de epidemias debido a las precarias condiciones sanitarias, la Agencia Federal de Gestión de Emergencias (FEMA) suspendió las operaciones de rescate con embarcaciones por falta de seguridad, luego de que un helicóptero militar que participaba de las tareas fue baleado. La cadena BBC informó que alrededor de un millón de personas perdieron sus casas. Y, según la agencia Standard and Poor's, los daños causados por el huracán podrían costar unos 50.000 millones de dólares. En una Nueva Orleans casi desierta, sin energía eléctrica y sumergida en la anarquía, saqueadores armados deambulaban por las calles a la caza de cualquier cosa de valor, desde zapatillas hasta electrodomésticos. Los saqueadores "se están acercando a las zonas más pobladas, a hoteles y hospitales. Hay que parar esto ya mismo", advirtió el alcalde Nagin.
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