domingo, octubre 02, 2005

Alemania sigue su marcha junta pero revuelta


Una mezcla de desilusión y éxito caracteriza la reunificación de Alemania 15 años después de concretada el 3 de octubre de 1990, con obras en construcción y otras abandonadas, patrimonios históricos remozados, nostalgia de la antigua República Democrática Alemana (RDA) y denigración de los Ossis, los alemanes del Este. Lo cierto es que la reunificación no ha logrado aún reunificar los espíritus de los alemanes. Los cinco nuevos estados del este de Alemania están lejos del ''paisaje floreciente'' que prometió el ex canciller Helmut Kohl. Los ingresos anuales brutos varían entre 28,958 euros ($35,900) promedio en el Este y 40,986 euros ($50,823) en el Oeste. El desempleo oscila entre un mínimo de 4.6 por ciento en Freising (Baviera, sur) y 32.6 por ciento en Anklam (Pomerania occidental, noreste). La reunificación, conseguida a costo de enormes esfuerzos, creó frustración a ambos lados de la antigua Cortina de Hierro. Primero, los éxitos. La cúpula dorada de la iglesia de Nuestra Señora resplandece como nueva sobre Dresde, que recuperó, como muchas otras ciudades del Este, una parte de su encanto. Se han instalado fábricas ultramodernas. Se habla de Silicon Saxonny (la Sajonia del Silicón) cerca de Dresde y del ''triángulo del automóvil'' de Leipzig. Pero también hay sombras. Numerosas obras en construcción interrumpidas y abandonadas, fracasos en diversos proyectos prometedores en términos de empleo. Muchas localidades han quedado desiertas por falta de infraestructura y la vida social está desesperadamente vacía. La autopista que une Berlín con Stettin, en la frontera con Polonia, se degrada a medida que se avanza hacia el Este. Sobre un trecho cerca de la frontera crecen las hierbas sobre la calzada. Entre 1991 y el 2003 las inyecciones de dinero a la ex República Democrática Alemana (RDA se elevaron a 1,240 billones de euros ($1,538 billones). Alrededor de 156,000 millones de euros ($193,400 millones) en ayuda pública han sido previstos para el período 2005-2010, según un informe gubernamental. Hasta los modestos contribuyentes del oeste, que experimentan también el desempleo y las medidas de ajuste, tienen la impresión de echar su dinero en un barril sin fondo. Esto ha derivado en ciertos clichés sobre los alemanes del Este (los Ossis, como se les dice despectivamente). Unos, los tildan de ''frustrados'', como los calificó demagógicamente el líder socialcristiano bávaro Edmund Stoiber, quien causó un escándalo este verano con sus afirmaciones. Otros, como Emmanuel Droit, investigador del Instituto Mac Bloch, los consideran como ``personas provincianas, dependientes y tímidas''. ''Los alemanes del Este perciben a su vez a los del Oeste como personas arrogantes, egoístas y ávidas de dinero'', afirmó Droit. ''Los alemanes del Oeste no reconocieron jamás el derecho de existencia de la RDA. Ahora se produce un movimiento rampante, el derecho de inventario'', agregó. Esto explica los aires de Ostalgie, nostalgia (haciendo un juego con la palabra Ost, este) de una sociedad más solidaria en la época comunista, inmortalizada por el filme Goodbye Lenin, de Wolfgang Becker. El desempleo sumado a esta nostalgia explica el éxito de los neocomunistas, con un porcentaje de 25 por ciento en las elecciones legislativas en las regiones de la ex RDA, junto al creciente número de jóvenes que no ven un futuro claro y que militan en los movimientos neonazis. El atractivo de una mejor vida en el Oeste sigue siendo la tendencia dominante. Entre 1991 y el 2004, los nuevos estados del Este perdieron 900,000 habitantes: 2.18 millones que emigraron hacia el Oeste no fueron compensados por 1.28 que hicieron el camino inverso. Aún cuando la hemorragia se ha desacelerado, las fuerzas vivas siguen yéndose. De un total de 146,400 personas que salieron de los territorios de la ex RDA en el 2004, el 54 por ciento eran jóvenes. La reunificación, sin embargo, es masivamente apoyada por los alemanes. Sólo un 6 por ciento quisiera que hubiera otra vez dos estados alemanes separados. El 82 por ciento de los Wessis (los pobladores del oeste) y el 91 por ciento de los Ossis consideran positiva la reunificación, según un estudio de opinión del Instituto de Investigaciones Demoscópicas Forschungsgruppe Wahlen. Un estudio sobre los consumidores del Este, presentado el lunes por las editoriales Bauer y Springer muestra una aproximación en los valores y las aspiraciones de los habitantes de las dos partes de Alemania. Para los Ossis, ''un porvenir seguro'', ''la independencia financiera'' y ''el rendimiento'' son preocupaciones más fuertes que para los Wessis, para quienes estas reivindicaciones básicas ya están aseguradas. Estos últimos ponen el acento en la ''utilización del tiempo libre'' y en ``el compromiso social''.

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