Lewis 'Scooter' Libby abandona, este martes, el Ala Oeste de la Casa Blanca. (Foto: AP)
Lewis 'Scooter' Libby, jefe de gabinete del vicepresidente de EEUU, Dick Cheney, ha sido acusado de cinco cargos por obstrucción a la justicia, perjurio y falso testimonio en el juicio por el caso de la filtración a la prensa del nombre de una agente de la CIA. Libby, que podría afrontar 30 años de cárcel si es condenado, ha dimitido de su cargo. No obstante, el fiscal no le ha incriminado en concreto por revelar el nombre de la espía, Valerie Plame, el hecho que ha desatado esta investigación de casi dos años. El fiscal ha advertido que el caso no está cerrado, aunque al mismo tiempo ha reconocido que la parte más importante sí ha concluido. La espía descubierta es la esposa de Joseph C. Wilson, un diplomático estadounidense que acusó al Gobierno Bush de manipular datos para justificar la invasión de Irak. El ex embajador se ha mostrado públicamente convencido de que la revelación de la identidad de la mujer se hizo a modo de venganza.
Las mentiras de Libby.
El fiscal recordó en rueda de prensa que Libby aseguró a la policía federal (FBI) que se había enterado de la ocupación de Plame a través del periodista de la cadena NBC Tim Russert, y que lo comentó posteriormente con otros reporteros sin saber ni siquiera si era cierto que la esposa de Wilson fuese espía. Esas afirmaciones, según el fiscal de origen irlandés, son falsas. Libby habló con varios reporteros sobre Plame antes de la citada conversación con Russert quien, apuntó Fitzgerald, nunca le dijo nada sobre Plame al ex asesor de Cheney. El fiscal, de 44 años, afirmó que al menos cuatro personas en la Administración le revelaron a Libby la identidad de Plame antes de que el nombre de la espía saliese por primera vez a la luz, el 14 de julio de 2003. Uno de esos funcionarios fue el propio vicepresidente. Esas conversaciones no son ilegales, ya que los funcionarios en cuestión tienen permiso para acceder a información secreta. Lo que constituye un delito federal es difundirlas públicamente a sabiendas.
Libby, un hombre influyente
Libby, de 55 años, fue el jefe de gabinete de Cheney desde 2001, cuando llegó de la mano del actual presidente del Banco Mundial, Paul Wolfowitz. Asesor en seguridad nacional y con el título de asistente del presidente Bush, el único acusado del 'caso Plame' ha disfrutado de una influencia en la Casa Blanca inusual para una persona con su cargo. A diferencia de sus predecesores, este abogado ha asistido regularmente a las reuniones semanales de los principales asesores económicos de Bush. Karl Rove, el principal asesor de Bush, seguirá siendo investigado. Patrick J. Fitzgerald, Fiscal Libby fue también uno de los integrantes del 'selecto' Grupo de Irak de la Casa Blanca, creado en agosto de 2002 y responsable de la 'campaña de marketing' que condujo a la exitosa 'venta' al público, la prensa y el Congreso de la guerra contra Irak.
Rove y Cheney se salvan de momento
Pese a que la prensa había especulado con que el fiscal especial Patrick J. Fitzgerald impondría cargos contra varios de los más importantes altos cargos del Gobierno de George W. Bush, lo conocido hasta ahora no es para tanto, ya que no hay ningún otro acusado. Karl Rove, el principal asesor del presidente Bush, no ha sido incriminado, pero su abogado ha desvelado que seguirán investigádole. Tampoco nada se dice sobre el vicepresidente Cheney, que había sido acusado por algún medio de comunicación de haber sido él quien desvelara precisamente a Libby la identidad de la espía. En un discurso, Bush hizo lo posible por normalizar la situación. Dijo que la acusación de Libby es "seria" y que ahora el proceso pasa a otra fase. Mientras, Cheney destacó que su ex jefe de gabinete es inocente hasta que se demuestre lo contrario.
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