China acaba de reafirmar por segunda vez su pertenencia al restringido club de países que han realizado vuelos espaciales tripulados, del que forman parte Estados Unidos y Rusia, con la misión lanzada el pasado miércoles desde una base en el desierto de Gobi. Con este viaje, de mayor envergadura que el de 2003 -dos astronautas y cinco días de duración-, el gigante asiático demuestra que su programa en el espacio está acercándose al estadounidense y que su desarrollo tecnológico avanza a gran ritmo. Resta por saber si el objetivo es aprovechar los beneficios científicos y comerciales que reporta o si esconde ambiciones militares, como el Pentágono teme.
Fuente: Editorial del diario español El País.
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