El presidente estadounidense, George W. Bush, ha reconocido que alrededor de 30.000 civiles iraquíes han muerto en ese país desde el inicio de la invasión liderada por Estados Unidos en marzo de 2003. Bush mencionó por primera vez en un discurso el número de bajas iraquíes, a las que hay que sumar los alrededor de 2.140 soldados estadounidenses que también han perdido la vida en la contienda. Bush, además, defendió su estrategia en Irak y comparó la situación en este país árabe con la que afrontaron los fundadores de Estados Unidos hace dos siglos. Ninguna nación hizo una transición a la democracia sin afrontar reveses y retos importantes y difíciles, ha dicho el presidente estadounidense. "El año 2005 será recordado como un momento crucial en la historia de Irak, en la historia de Oriente Medio y en la historia de la democracia", añadió Bush. El presidente explicó que había elegido Filadelfia para hablar del proceso democrático en Irak porque fue la ciudad en la que nació y se firmó la Constitución estadounidense el 17 de septiembre de 1787. Su objetivo ahora es ayudar al pueblo iraquí a construir su propia democracia porque así, añadió, "ganaremos un aliado en la guerra contra el terror". En su intervención, que tiene lugar tres días antes de las elecciones generales en Irak, alegó que los comicios demuestran el interés de los iraquíes por gobernarse a sí mismos, como hicieron los participantes en la convención constitucional de Filadelfia en 1787.
Campaña para explicar su estrategia y para subir su popularidad
La alocución de Bush es la tercera de una serie para defender lo que ha definido como su "estrategia para la victoria" en la guerra en Irak, que concluirá el miércoles con un último discurso en Washington. La campaña de discursos está haciendo subir la castigada popularidad de Bush. Los dos anteriores se centraron en una visión general sobre la situación en Irak, en la que el presidente expuso su "estrategia para la victoria", y en la marcha de la economía en el país árabe. Bush comenzó su campaña para defender su estrategia en la guerra en Irak ante un descenso de su popularidad entre los estadounidenses, que ha llevado al legislador demócrata John Murtha a pedir la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. La campaña parece dar resultados y las últimas encuestas indican una recuperación de la popularidad del presidente, que tras encontrarse entre el 35% y el 37% -el nivel más bajo de su mandato- vuelve a subir por encima del 40%. Bush aprovechó la ocasión para reiterar que EEUU seguirá en Irak hasta lograr una "victoria completa" contra los terroristas, tras lo cual "nuestras tropas volverán a casa con el honor que se merecen".
¿30.000 muertos o 100.000?
Distintas voces de expertos, asociaciones y ONG han denunciado que ni Estados Unidos ni Reino Unido están llevando a cabo un recuento serio de víctimas. Entre otras cosas critican que se 'olvidan' de contar las tasas de mortalidad de los primeros 12 meses de la invasión y que no se tienen en cuenta las muertes no violentas que se han producido a consecuencia de los efectos de la guerra sobre las infraestructuras o el sistema sanitario del país. En noviembre de 2004, la revista 'The Lancet' publicó un duro documento que advertía que 100.000 iraquíes habían muerto desde el inicio de la invasión. El número de víctimas dado por Bush coincide con el recuento que lleva a cabo el proyecto Iraq Body Count, una base de datos "pública, independiente y amplia, de civiles muertos en Irak como resultado directo de acciones militares llevadas a cabo por EEUU y sus aliados". "No nos dedicamos a contar las víctimas", había dicho el general Tommy Franks, Mando Central de Estados Unidos. Sin embargo, ahora no ha quedado más remedio.
Campaña para explicar su estrategia y para subir su popularidad
La alocución de Bush es la tercera de una serie para defender lo que ha definido como su "estrategia para la victoria" en la guerra en Irak, que concluirá el miércoles con un último discurso en Washington. La campaña de discursos está haciendo subir la castigada popularidad de Bush. Los dos anteriores se centraron en una visión general sobre la situación en Irak, en la que el presidente expuso su "estrategia para la victoria", y en la marcha de la economía en el país árabe. Bush comenzó su campaña para defender su estrategia en la guerra en Irak ante un descenso de su popularidad entre los estadounidenses, que ha llevado al legislador demócrata John Murtha a pedir la retirada de las tropas estadounidenses de Irak. La campaña parece dar resultados y las últimas encuestas indican una recuperación de la popularidad del presidente, que tras encontrarse entre el 35% y el 37% -el nivel más bajo de su mandato- vuelve a subir por encima del 40%. Bush aprovechó la ocasión para reiterar que EEUU seguirá en Irak hasta lograr una "victoria completa" contra los terroristas, tras lo cual "nuestras tropas volverán a casa con el honor que se merecen".
¿30.000 muertos o 100.000?
Distintas voces de expertos, asociaciones y ONG han denunciado que ni Estados Unidos ni Reino Unido están llevando a cabo un recuento serio de víctimas. Entre otras cosas critican que se 'olvidan' de contar las tasas de mortalidad de los primeros 12 meses de la invasión y que no se tienen en cuenta las muertes no violentas que se han producido a consecuencia de los efectos de la guerra sobre las infraestructuras o el sistema sanitario del país. En noviembre de 2004, la revista 'The Lancet' publicó un duro documento que advertía que 100.000 iraquíes habían muerto desde el inicio de la invasión. El número de víctimas dado por Bush coincide con el recuento que lleva a cabo el proyecto Iraq Body Count, una base de datos "pública, independiente y amplia, de civiles muertos en Irak como resultado directo de acciones militares llevadas a cabo por EEUU y sus aliados". "No nos dedicamos a contar las víctimas", había dicho el general Tommy Franks, Mando Central de Estados Unidos. Sin embargo, ahora no ha quedado más remedio.
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