¿Cuál será el rumbo de América Latina?

En una región donde predomina la pobreza, el descontento, la inseguridad y los amagos de insurgencia, se presentarán entre este mes de diciembre y finales del 2006, once elecciones presidenciales en América Latina. La primera será en Chile el 11 de diciembre, y la segunda en Bolivia, el 18 del mismo mes. Y luego vendrán, sucesivamente en el 2006, Haití, Costa Rica, Perú, Colombia, México, Brasil, Ecuador, Nicaragua y Venezuela. Seguramente que nunca se había visto una concentración de comicios de tal naturaleza, pero, además, pocas veces Latinoamérica y El Caribe habían estado con tantos gobiernos de izquierda y con la posibilidad de que los progresistas mantengan sus posiciones o las incrementen. Una mirada al panorama político en Sudamérica muestra esa realidad, con sólo mencionar a Brasil, Argentina, Chile, Venezuela, Uruguay y hasta el propio Perú. No existe una seguridad de lo que pueda ocurrir en Ecuador, tampoco nada está definido políticamente en Bolivia, a pesar de los datos preliminares de las encuestas preelectorales. Es importante observar, empero, que los líderes izquierdistas sudamericanos —excepción de Hugo Chávez— transitan por políticas moderadas, sin hostilidad hacia las inversiones y sin reformas profundas que afecten seriamente las estructuras de sus naciones. El ejemplo más cabal de una administración socialista alineada con el libre mercado y la globalización es Chile. La casi segura sucesora de Ricardo Lagos, Michelle Bachelet, anuncia radicalizar más su posición de izquierda, pero eso se tendrá que ver a partir de marzo del próximo año. En cuanto a Lula, no pareciera que vaya a adoptar medidas extremas si no lo ha hecho hasta hoy. Y la Argentina de Kirchner tiene un techo si se trata de transformaciones sociales. Pero todo advierte que en esta parte de América podría predominar administraciones con corrientes de izquierda. De hecho, entre el 2005 y el 2006 se configurará un nuevo escenario político, social y económico en Latinoamérica, con administraciones renovadas, y aunque se podrían advertir ciertas tendencias en la región, lo único que se puede esperar es que la crisis de integración que se vive no se agudice más.

Fuente: Editorial del diario La Razón de Bolivia.