China no detiene su vertiginoso desarrollo y ya lleva un cuarto de siglo a un galopante crecimiento del 9% anual. Y las proyecciones dicen que va camino a convertirse en la primera economía del mundo, superando a los Estados Unidos a mitad del siglo, según el banco Goldman Sachs. Como es conocido, los 1300 millones de habitantes de China representan el 21% de la población del planeta. Sin embargo, China sólo tiene el 10% de la tierra arable del mundo, el seis por ciento del agua potable y el tres por ciento de la superficie forestal del planeta. No hay dudas de por qué China se ha convertido en un gran demandante de recursos naturales, desde agroalimentos a petróleo y minerales. Esto se corresponde con la abundancia de recursos naturales de la Argentina y el Mercosur, lo que nos puede convertir en abastecedores privilegiados del dragón hambriento, como el semanario The Economist denomina a China. La Argentina puede abastecer desde los tradicionales alimentos como soja, carnes y frutas, a minerales, como el cobre, que se encuentran todavía subexplotados en nuestro país, además de productos forestales. Chile, del otro lado de la cordillera, posee las mayores reservas de cobre del mundo y nuestro noroeste se encuentra muy subexplorado. China presenta entonces un mercado potencial enorme para la minería argentina. Chile también exporta cinco veces más productos forestales que la Argentina, pese a que poseemos una superficie forestal tres veces mayor. Sin embargo, acceder al gran mercado chino con productos de mayor valor agregado, más allá de materias primas, requiere de un gran esfuerzo por parte de las empresas argentinas así como de una política de Estado de inserción comercial en China en particular y en el Asia Pacífico en general. Vale el ejemplo de Australia, que con dotaciones de recursos similares a la Argentina ha apostado a convertirse en gran proveedor del gigante asiático y cuenta hoy ya con once representaciones comerciales de Austrade (el ExportAR australiano) sólo en China. Australia también ha avanzado en su relación privilegiada con China y se encuentra negociando un acuerdo de libre comercio que le permitiría tener acceso privilegiado al gran "dragón". Es el mismo camino que siguió Chile, que acaba de negociar un muy buen acuerdo por el cual el 92% de los productos chilenos ingresan al gran mercado asiático libre de aranceles, a la vez que se realiza una apertura mesurada del mercado local, donde ciento noventa y dos productos chinos quedan fuera del acuerdo y se realiza una apertura gradual, en diez años, para casi el 50% de los productos chinos. A un año de la visita del presidente Hu Jintao a Buenos Aires y de varias promesas realizadas, parece conveniente hacer una evaluación más seria y estratégica sobre la futura relación entre la Argentina y el gigante asiático. Si bien un acuerdo de libre comercio con China es una alternativa compleja y de largo alcance que requiere de un análisis cuidadoso y mesurado, es el tipo de estrategias de largo plazo que la Argentina debería priorizar en su agenda política para insertarse en el mundo.
Fuente: Articulo del diario La Nación de Buenos Aires.
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