Una de las fábricas más nuevas de China opera en el sótano de un antiguo depósito. Pósters de “World of Warcraft” y “Magic Land” cuelgan de las paredes, sobre un plantel de jóvenes que, sumergidos en una actividad febril, no despegan los ojos de las pantallas de sus computadoras y golpean enérgicamente sus teclados, todo a cambio de dinero. Quienes trabajan en este local clandestino de Fuzhou, en China, son “buscadores de oro”. Todos los días, en turnos de 12 horas, “juegan” juegos en computadoras: matan monstruos y ganan batallas en las pantallas, buscan monedas de oro artificiales y otros objetos virtuales como recompensas que, al parecer, pueden cambiar por dinero en efectivo. Esto es porque, desde Seúl hasta San Francisco, los jugadores ricos que tienen dinero pero carecen de tiempo y paciencia para avanzar a niveles superiores de un determinado juego están dispuestos a pagarle a los jóvenes chinos de Fuzhou para que jueguen por ellos las primeras etapas de los juegos. “Durante 12 horas por día, 7 días a la semana, mis colegas y yo nos dedicamos a matar monstruos”, dice un jugador de 23 años que trabaja en esta pequeña “fábrica” y que se hace llamar por el nombre en código “Wandering”. “Gano unos 250 dólares por mes, lo cual está bastante bien comparado con los otros trabajos que tuve. Y puedo jugar todo el día”. El y sus compañeros crearon otro nuevo negocio a partir de la mano de obra barata china. Están sacándole el jugo al creciente mundo de los “juegos online de múltiples jugadores”, que tienen que ver con los juegos de rol y que muchas veces giran alrededor de la fantasía o los armamentos, en reinos medievales o galaxias lejanas. Con más de 100 millones de personas en todo el mundo que se conectan mensualmente para jugar juegos interactivos en sus computadoras, las compañías de juegos ya están generando ingresos por 3.600 millones de dólares por año a partir de suscripciones, según DFC Intelligence, una empresa que analiza el mercado de juegos para PCs. En las fábricas chinas como ésta, sin embargo, no todo es juego y diversión. Estos trabajadores tienen cupos estrictos y son supervisados por jefes que les proporcionan computadoras, software y conexiones a Internet para apalear a criaturas milenarias, gnomos y ogros. A medida que avanzan en los juegos, los jugadores en China acumulan dinero virtual que tiene valor entre los jugadores de todo el mundo. Los juegos le permiten a los jugadores cambiar el dinero con otros jugadores, que pueden usarlo para ascender a niveles más elevados o crear personajes más poderosos. Internet hoy está plagada de avisos clasificados de pequeñas compañías –muchas de ellas en China- que subastan por dinero real sus figuras poderosas, llamadas avatares. Estos emprendimientos comerciales se suman a los jugadores individuales que empezaron a comercializar este tipo de armas virtuales hace unos años para ayudar a mantener vivo su hobby. La economía virtual está desdibujando la línea entre fantasía y realidad. Hace unos años, los suscriptores online empezaban a competir con otros jugadores de todo el mundo. Y, en poco tiempo, muchos jugadores empezaron a pedirle a otra gente que jugara mientras ellos no estaban. Esto generó la creación de cientos –tal vez miles- de fábricas de juegos online en China. Hay quienes dicen que existen más de 100.000 jóvenes que trabajan en China como jugadores full-time. “Lo que vemos aquí es el surgimiento de monedas virtuales y economías virtuales”, dice Peter Ludlow, jugador de larga data y profesor de filosofía en la Universidad de Michigan. “La gente está ganando dinero de verdad, así que estos juegos se están convirtiendo en economías reales”. Pero la búsqueda del oro es polémica. Muchos jugadores de pura cepa dicen que las fábricas están distorsionando los juegos. Es más, las grandes compañías de juegos dicen que las fábricas están violando los términos de uso de los juegos, que le prohíben a los jugadores vender sus bienes virtuales a cambio de dinero real. “Sabemos que este tipo de actividad comercial existe y nos oponemos”, dice Guolong Jin, vocero de N-Sina, una empresa china asociada a NC Soft, el creador coreano de Lienage, uno de los juegos online más populares. “Jugar juegos online debería ser algo divertido y entretenido, no una manera de ganar dinero”.
Fuente: Diario El Clarín de Buenos Aires.


No hay comentarios.:
Publicar un comentario