Debaten dos modelos antagónicos: John Williamson, artífice de la noción de 'consenso de Washington', y José Luis Machinea, secretario de la Cepal. Hubo una época en que las alternativas políticas o económicas para América Latina se pintaban en blanco y negro. Hoy –cuando da la impresión de que el pensamiento anda de uniforme– se pintan en gris claro y gris oscuro. Luego de que, entre los 80 y los 90, fue ‘derrocada’ por el ‘consenso de Washington’, la Cepal ha venido manejando un discurso que a veces suena cercano a las recetas que sustituyeron sus propias ideas. LECTURAS suplemento del diario El Tiempo de Bogotá se acercó a las dos visiones: la de John Williamson, quien construyó la noción de ‘consenso de Washington’, y la de José Luis Machinea, secretario general de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal, de las Naciones Unidas. Desde el ‘consenso de Washington’ se sigue hablando en tono triunfante a pesar de que, para el caso de Colombia, el crecimiento económico anual desde 1990 a hoy ha sido inferior al que hubo en las décadas anteriores. Williamson expresa que el consenso es la fórmula "racional" y da a entender que si hay obstáculos, son cosa de unos ajusticos. Además, califica a los países de la región como a un escolar aplicado: "América Latina está haciendo bien la tarea". Desde la Cepal todavía se insiste en que el Estado intervenga, en particular para que haya más trabajo, toda una herejía para el catecismo neoliberal. Y si Williamson pide más flexibilización laboral, Machinea dice que las reformas laborales han sido erróneas. Las recetas de la Cepal orientaron el manejo de la economía de América Latina durante décadas. Buscaban el desarrollo de estos países mediante su industrialización, para lo cual era necesario proteger a las empresas domésticas de la competencia extranjera. Pero vino el nuevo libreto que correspondía a las expectativas de las instituciones multilaterales de crédito con sede en la capital de E.U., como el Fondo Monetario Internacional FMI y el Banco Mundial. Las recetas fueron sintetizadas en 1991 por Williamson, miembro del Instituto de Economía Internacional de esa ciudad, en un célebre decálogo conocido comúnmente como el ‘consenso de Washington’. Ahora se busca que los gobiernos gasten menos y cobren suficientes impuestos para sus gastos; que los mercados sean libres, sin intervención de los Estados, y que las monedas de cada país se fortalezcan. Por eso se abrieron las economías a más importaciones y se acabaron los precios del dólar fijados por decreto. Cada vez hay menos empresarios protegidos por los gobiernos, que ya no fomentan los negocios haciéndose socios de fábricas o aerolíneas, y vinieron las privatizaciones. Williamson, en una visita reciente a Bogotá, invitado por el Instituto de Ciencia Política, y Machinea, en su oficina en Santiago de Chile, presentan su visión y dicen cómo está la economía regional este año. La economía de América Latina completa tres años de crecimiento, luego de una crisis en la que la Cepal llevó juciosamente la cuenta de décadas, lustros, años, días y minutos perdidos.
Williamson - No veo en el horizonte un choque del dólar. Sí veo incrementos en las tasas de interés, pero no creo que el cambio sea tan grande como para herir profundamente a América Latina y tampoco creo que se presente una sobrerreacción de los mercados como la que ocurrió entre 1993 y 1994, pues en ese momento había muchas presiones sobre la tasa de cambio y eso llevó a un déficit en la región, pero esta vez eso no va a pasar, siempre que América Latina no cometa los mismos errores y asuma el incremento gradual de las tasas de interés.
Machinea - Yo diría que hay dos respuestas. La primera es que vamos relativamente bien. La región tendrá un crecimiento cercano al 4,5 por ciento, lo cual es positivo si se tiene en cuenta la experiencia de crecimiento en los últimos años, pero al mismo tiempo ese crecimiento no es suficiente para reducir desempleo y pobreza. En ese marco regional, Colombia dejó en el 2005 de crecer por debajo del promedio, aunque su desempleo sí supera al de todo el continente, y la Cepal señala al país como uno de los más atrasados en los compromisos contra la pobreza que se deben cumplir para 2015. Una rápida mirada al país.
Williamson - Al igual que muchas de las economías latinoamericanas, Colombia no está en un mal estado en este momento y le es posible, incluso, emitir bonos en moneda local en los mercados internacionales y eso es un signo de confianza internacional.
Machinea - Colombia viene repuntando. Lentamente, pero está mejorando. En el 2005 dio resultados superiores a los esperados y todo hace pensar que el 2006 será bueno pero, repito, no es suficiente para enfrentar los problemas. Desde los dos puntos de vista se observan las dificultades que ha tenido y mantiene hoy la marcha de la economía regional. Williamson se refiere a problemas monetarios y del capital, y desde la Cepal se mira el trabajo.
Williamson - El Fondo Monetario y el Banco Mundial han aceptado que se equivocaron en algunas de sus recetas y que estas no funcionan igual para todo el mundo. El FMI cometió dos graves errores: presionar la globalización del capital y eso es algo que puede tener sentido en algunos países que son fuertes económicamente, pero para otros debe ser el último paso. El segundo error fue la tasa de cambio, pues a los países se les vendió la idea de que deben estar en uno de los dos extremos: una tasa fija o permitir que flote libremente. Un país puede flotar si quiere, pero esto le debe servir para evitar que la tasa de cambio tenga cambios muy bruscos.
Machinea - Cuando la región crece al 2,8 por ciento por año como creció en los últimos 15 años es lógico que se genere empleo sin condiciones dignas para los trabajadores. Sin embargo, soy razonablemente optimista en que si la región retoma tasas de crecimiento por arriba del 5 por ciento será posible bajar el desempleo. Pienso que se puede hacer algo por el lado del sector público para mejorar la demanda de empleo y generar trabajo más decente, como diría la OIT.
Si se trata de cambios en el rumbo actual, los dos expertos miran hacia el mercado del trabajo: Williamson, para pedir agudizar las reformas laborales y Machinea para sugerir que se vuelva atrás.
Williamson - No creo que se vaya a ver un abandono del Consenso de Washington. No creo que Chávez vaya a crear una alternativa, como tampoco Argentina. Por eso creo que van a seguir con lo mismo, aunque mejorando algunos aspectos que se popularizaron en los 90. Ya mencioné la mejora de las instituciones, en la distribución del ingreso (que sigue muy retrasado en América Latina). Tiene que haber más esfuerzos en esos aspectos. Realmente no veo que haya otra alternativa racional a las políticas del Consenso.
Sabemos que han traído desarrollo, pero también sabemos que estas políticas no son suficientes y que, además, se necesita reformar las instituciones y que el mercado laboral ha estado abandonado en los procesos de liberalización en América Latina y cosas como esas van a seguir vigentes.
Machinea - Lo importante es proteger los derechos de los trabajadores. Considero que lo que hizo España para tratar de generar más empleo fue un error y eso es contraproducente. Lo más lamentable es que América Latina siguió el ejemplo generando nuevos esquemas de contratación: a término fijo, por tercerización, a través de cooperativas y oferta de salarios básicos sin seguridad social y sin beneficios para los empleados. Todo esto hay que cambiarlo porque tratar de regular el sistema de esta forma no está bien. Lo que se debe hacer es tratar de flexibilizar los mercados formales de trabajo y hacerlo de tal manera que se mantenga la protección para el trabajador para así mismo mejorar la calidad y la competitividad de las empresas.
Williamson - No veo en el horizonte un choque del dólar. Sí veo incrementos en las tasas de interés, pero no creo que el cambio sea tan grande como para herir profundamente a América Latina y tampoco creo que se presente una sobrerreacción de los mercados como la que ocurrió entre 1993 y 1994, pues en ese momento había muchas presiones sobre la tasa de cambio y eso llevó a un déficit en la región, pero esta vez eso no va a pasar, siempre que América Latina no cometa los mismos errores y asuma el incremento gradual de las tasas de interés.
Machinea - Yo diría que hay dos respuestas. La primera es que vamos relativamente bien. La región tendrá un crecimiento cercano al 4,5 por ciento, lo cual es positivo si se tiene en cuenta la experiencia de crecimiento en los últimos años, pero al mismo tiempo ese crecimiento no es suficiente para reducir desempleo y pobreza. En ese marco regional, Colombia dejó en el 2005 de crecer por debajo del promedio, aunque su desempleo sí supera al de todo el continente, y la Cepal señala al país como uno de los más atrasados en los compromisos contra la pobreza que se deben cumplir para 2015. Una rápida mirada al país.
Williamson - Al igual que muchas de las economías latinoamericanas, Colombia no está en un mal estado en este momento y le es posible, incluso, emitir bonos en moneda local en los mercados internacionales y eso es un signo de confianza internacional.
Machinea - Colombia viene repuntando. Lentamente, pero está mejorando. En el 2005 dio resultados superiores a los esperados y todo hace pensar que el 2006 será bueno pero, repito, no es suficiente para enfrentar los problemas. Desde los dos puntos de vista se observan las dificultades que ha tenido y mantiene hoy la marcha de la economía regional. Williamson se refiere a problemas monetarios y del capital, y desde la Cepal se mira el trabajo.
Williamson - El Fondo Monetario y el Banco Mundial han aceptado que se equivocaron en algunas de sus recetas y que estas no funcionan igual para todo el mundo. El FMI cometió dos graves errores: presionar la globalización del capital y eso es algo que puede tener sentido en algunos países que son fuertes económicamente, pero para otros debe ser el último paso. El segundo error fue la tasa de cambio, pues a los países se les vendió la idea de que deben estar en uno de los dos extremos: una tasa fija o permitir que flote libremente. Un país puede flotar si quiere, pero esto le debe servir para evitar que la tasa de cambio tenga cambios muy bruscos.
Machinea - Cuando la región crece al 2,8 por ciento por año como creció en los últimos 15 años es lógico que se genere empleo sin condiciones dignas para los trabajadores. Sin embargo, soy razonablemente optimista en que si la región retoma tasas de crecimiento por arriba del 5 por ciento será posible bajar el desempleo. Pienso que se puede hacer algo por el lado del sector público para mejorar la demanda de empleo y generar trabajo más decente, como diría la OIT.
Si se trata de cambios en el rumbo actual, los dos expertos miran hacia el mercado del trabajo: Williamson, para pedir agudizar las reformas laborales y Machinea para sugerir que se vuelva atrás.
Williamson - No creo que se vaya a ver un abandono del Consenso de Washington. No creo que Chávez vaya a crear una alternativa, como tampoco Argentina. Por eso creo que van a seguir con lo mismo, aunque mejorando algunos aspectos que se popularizaron en los 90. Ya mencioné la mejora de las instituciones, en la distribución del ingreso (que sigue muy retrasado en América Latina). Tiene que haber más esfuerzos en esos aspectos. Realmente no veo que haya otra alternativa racional a las políticas del Consenso.
Sabemos que han traído desarrollo, pero también sabemos que estas políticas no son suficientes y que, además, se necesita reformar las instituciones y que el mercado laboral ha estado abandonado en los procesos de liberalización en América Latina y cosas como esas van a seguir vigentes.
Machinea - Lo importante es proteger los derechos de los trabajadores. Considero que lo que hizo España para tratar de generar más empleo fue un error y eso es contraproducente. Lo más lamentable es que América Latina siguió el ejemplo generando nuevos esquemas de contratación: a término fijo, por tercerización, a través de cooperativas y oferta de salarios básicos sin seguridad social y sin beneficios para los empleados. Todo esto hay que cambiarlo porque tratar de regular el sistema de esta forma no está bien. Lo que se debe hacer es tratar de flexibilizar los mercados formales de trabajo y hacerlo de tal manera que se mantenga la protección para el trabajador para así mismo mejorar la calidad y la competitividad de las empresas.
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