En una nota publicada la semana pasada en The New York Times, decía George Johnson: "¿Se debe confiar en una enciclopedia que evoluciona como un organismo o en una que fue diseñada como una máquina?". Allí, Johnson comparó con un "organismo" a la Wikipedia, una enciclopedia online redactada por miles de aficionados, y denominó "máquina" a la tradicional e impecable Enciclopedia Británica (una de las lecturas preferidas de Jorge Luis Borges). Célebre en la Web desde su fundación en 2001, la Wikipedia se convirtió en un concurrido sitio tanto para aficionados que volcaron allí sus ansias de escribir como para millones de lectores. Los cuales, muchas veces cayeron, incautos, en la trampa de los datos erróneos incluidos por incompetencia o apresuramiento de los espontáneos contribuyentes editoriales. Con el tiempo, la Wikipedia estableció reglas más y más estrictas de control sobre los aportes aficionados, hasta que en los últimos tiempos definió nuevas políticas de protección editorial. Hasta entonces, esas políticas se limitaban a proteger la Home y otras páginas propias del sitio. Actualmente, nuevas políticas impiden que usuarios nuevos o muy recientes puedan intervenir en la redacción de los artículos hasta transcurrido cierto plazo. La novedad vino a cuento de las crecientes incursiones de "vándalos" en la Wikipedia, que ponían en riesgo la integridad del sitio. Transformación necesaria Esta nueva situación de la Wikipedia —recientemente confrontada por la revista Nature con la Enciclopedia Británica, comparación donde la Wikipedia salió bastante bien parada (ver link, en nota al pie)— renueva la cuestión planteada por Johnson en la mancionada nota: ¿es mejor una enciclopedia-organismo o una enciclopedia-máquina? En cierta forma, los mismísimos editores de la Wikipedia están dando respuesta al asunto, sin decirlo. Pues ¿que otra cosa que una transformación de un organismo hacia una máquina es lo que están haciendo, al imponer más y más controles editoriales, es decir, profesionales, sobre el material publicado? Y esto lleva a una consideración más de fondo: un organismo es y será siempre —por definición— inferior a una máquina. Ya que una máquina, al ser un producto de la mente humana es infinitamente mejorable. Algo que, por cierto, no es un organismo, que depende de las fuerzas del azar y la indeterminación. De modo que en la "batalla" entablada entre la Enciclopedia Británica y la Wikipedia, esta última perdió —aunque por pocos puntos— el primer round de una guerra en la que, al fin, será indefectiblemente derrotada. La razón para esa derrota futura es que los redactores profesionales de la Enciclopedia Británica son justamente eso: profesionales. Y que, por lo demás, escriben muy bien, a diferencia de la mayoría de los contribuyentes de la Wikipedia, que escriben bastante mal (como se lo puede comprobar fácilmente). Un dato nada menor si pensamos en aquel tan extraordinario y exigente lector de la Británica llamado Jorge Luis Borges...
Comparación entre la Enciclopedia Británica y la Wikipedia:
Comparación entre la Enciclopedia Británica y la Wikipedia:
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