Los invito a leer este interesante debate que trae el suplemento Economía del dario El Clarín sobre las tasas de crecimiento:
Habrá que cruzar los dedos, tocar madera o clavarle alfileres a un muñequito vudú con cara de economista escéptico y quejoso.La última vez que los analistas se pusieron a hablar de "sobrecalentamiento" fue en el primer semestre de 1998, justo antes de que comenzara la peor depresión de la historia económica argentina. Será por eso que ahora pocos se atreven siquiera a mencionar una palabra que debe traer mala suerte. "Es evidente que hay un sobrec..., digo, una aceleración de la demanda más allá de lo recomendable", dice Fernando Navajas, economista de FIEL y de la UNLP.Navajas es de los que creen que el Gobierno hoy está jugando con fuego con una política monetaria y fiscal expansiva. "Si no fuera por eso, el crecimiento sería tres puntos menor", asegura. Quienes sostienen la tesis de que la economía se encuentra en un estado peligroso de "máxima velocidad" ponen énfasis en los últimos datos de coyuntura, que vienen superando todos los pronósticos, y que muestran que la recuperación es intensiva en demanda doméstica. Algunos números a tener en cuenta:«, Ventas: El consumo arrancó fuerte el 2006, con subas en enero del 10,8% en las ventas en shoppings con respecto al mismo mes del año anterior, y del 7,2% en supermercados para igual período.«, Créditos: Producto de la fiebre consumista y de agresivas campañas de marketing de los bancos, los créditos personales aumentaron un 73% el año pasado y un 7% en lo que va del año.«, Servicios públicos: El consumo de servicios públicos creció 18,1% en enero con relación a igual mes de 2005 impulsado, en buena medida por el auge de la telefonía celular.«, Gasto: En lo que fue uno de los datos más comentados por los economistas en la semana que pasó, se supo que el gasto primario del gobierno en enero fue un 31% mayor al del mismo mes del año anterior.La situación llegó a tal punto que economistas heterodoxos como Roberto Frenkel, un analista cuyas ideas influyen en el pensamiento oficial, están alertando sobre la alta temperatura de algunos indicadores de consumo. Frenkel defiende al Gobierno (asegura que su política no es expansiva), y ataca las medidas que propone la ortodoxia para enfriar el nivel de actividad (suba de tasas, caída del tipo de cambio nominal, más control monetario, etc), pero sí cree, como la mayoría de la profesión, que deberían "desalentarse los créditos al consumo", según le explicó a Clarín.


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