Néstor Kirchner no confirmó todavía si buscará la reelección. Lo que sí decidió el Presidente es que no esperará hasta último momento para activar el operativo que podría posibilitar su segundo mandato al frente del Estado o la permanencia en el poder de alguien designado por él. Con su anuencia, cuando falta un año y siete meses para los próximos comicios presidenciales, la Casa Rosada se lanzó de lleno a ejecutar las primeras cuatro etapas de un plan estratégico con miras a 2007. Primer paso: identificar la receptividad del proyecto en la opinión pública. Segundo paso: evaluar los niveles de aceptación social en dos convocatorias masivas en la Plaza de Mayo el 24 de marzo y del 25 de mayo próximos. Tercer paso: recorrer todo el país para afianzar una imagen de autoridad y liderazgo político ante el electorado. Cuarto paso: consolidar una fuerza electoral con retazos de la UCR, del PJ, del socialismo y sectores de centro capaces de arrastrar votos y de sostenerse orgánicamente. El trabajo se hace con mucho sigilo y en medio de un fuerte hermetismo oficial. Kirchner no habla de la reelección. Nunca lo hace. Se trata de un tema prohibido entre sus funcionarios. “La mayor preocupación que tenemos es terminar muy bien este mandato. De 2007 no hay nada de nada”, dijo a LA NACION el jefe de Gabinete, Alberto Fernández. De todos modos, el silencio de radio no significa que quienes lo acompañan no deban tomar cartas en el asunto: sea finalmente Kirchner el candidato o sea alguien de su confianza, el proceso de construcción política para los próximos comicios ya está en marcha. Altas fuentes del Gobierno revelaron a LA NACION las instancias iniciales del proyecto en el que avanza el oficialismo para intentar imponerse en las próximas elecciones. La primera de ellas consiste en medir la receptividad de un eventual proyecto de reelección en la opinión pública. Esa misión ya comenzó a ser ejecutada a comienzos de año, cuando tanto las organizaciones paragubernamentales del kirchnerismo como el propio ministro del Interior, Aníbal Fernández, empezaron a hablar de la necesidad de garantizar la continuidad del proyecto encabezado por el Presidente. Desde la Casa Rosada se hizo un seguimiento del impacto de ese tema en la gente. Las encuestas de diversas consultoras que circulan por los despachos oficiales, a las que accedió LA NACION, alientan las expectativas del oficialismo. Por ejemplo, una de Hugo Haime, realizada entre enero y febrero, otorga a Kirchner un 58 por ciento de respaldos en un escenario de elección presidencial. Allí se lo mide contra todos sus posibles rivales: la titular de ARI, Elisa Carrió; el líder de Compromiso para el Cambio (CPC), Mauricio Macri; el gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, e incluso el ex ministro de Economía Roberto Lavagna. La siguiente etapa está en pleno desarrollo. Se trata de los actos masivos en los que trabaja el Gobierno para conmemorar los 30 años del golpe de Estado de 1976, el 24 del actual, y las celebraciones patrias por el 25 de Mayo. En ambos, según se espera en las filas gubernamentales, se medirá el nivel de adhesión popular al proyecto de Kirchner. Desde el corazón mismo de la Casa Rosada se trabaja en la organización política, en la producción de los espectáculos y en la convocatoria. Reconciliación En el primero de los actos están concentrados todos los esfuerzos. El Gobierno, revelaron fuentes oficiales a LA NACION, aspira a lograr para esa fecha la reconciliación de las enemistadas líderes de los dos principales organismos de derechos humanos del país: la presidenta de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, y la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto. Al menos dos ministros trabajan en ese objetivo con el fin de anunciarlo en esa fecha, que se complementará con un festival de números musicales en un escenario que se instalará en la Plaza de Mayo. Bonafini y Carlotto podrían saludar desde el histórico balcón de la Casa Rosada. Kirchner, dijo a LA NACION un miembro del Gobierno, no tiene previsto por ahora hablar allí. Oficiará sólo de mediador. El segundo acto, el del 25 de Mayo, es una movilización denominada "Plaza del Sí", que prepara la agrupación Compromiso K y que está liderada por el secretario legal y técnico de la Presidencia, Carlos Zannini. El plan de este sector es llamar a la ciudadanía a manifestar su respaldo a la gestión presidencial en la Plaza de Mayo. Sin embargo, gran parte de la decisión que adopte Kirchner sobre la viabilidad de ese proyecto dependerá de los niveles de convocatoria que haya en el primero de los actos. "No habrá 25 de mayo si no hay un fuerte 24 de marzo. Son dos pruebas de fuego", admitió a LA NACION una alta fuente oficial. Por el país Los viajes por el país son un elemento central del proyecto de campaña del oficialismo para 2007, pues constituyen una de las herramientas que más efectivas le resultaron para las elecciones legislativas de 2005. La agenda de visitas de Kirchner al interior se guarda celosamente en el Gobierno, pero, según reconocen los funcionarios abocados a estos menesteres, habrá dos incursiones semanales del jefe del Estado por la vasta geografía argentina. El último paso inicial del plan electoral de la Casa Rosada es la consolidación en todo el país del Frente para la Victoria como un partido orgánico, con sustento en comités, y en permanente contacto con la gente. Ese espacio buscará aglutinar voluntades de todos los espectros políticos, desde el radicalismo hasta el peronismo de izquierda. "Hoy, el Frente para la Victoria es algo virtual. No tiene raíces en ningún lado, no hay comités, no hay una organicidad que le permita a la gente identificarse con el proyecto que encabeza Kirchner. La idea es darle forma real a lo que hasta ahora fue una herramienta electoral", explicó a LA NACION un importante funcionario oficial. El armado de esta herramienta está a cargo de un grupo que en las filas oficiales se bautizó como Pasillo Rojo, en referencia a la disposición de las oficinas de sus miembros en la Casa Rosada. Lo componen, principalmente, el secretario general de la Presidencia, Oscar Parrilli; el subsecretario del área, Daniel Varizat, y el titular de la Unidad Presidente y operador incondicional del kirchnerismo, Juan Bontempo. Sus despachos están unidos entre sí por un largo corredor tapizado con alfombras rojas, en cuyo final está el despacho del Presidente. En poco tiempo se sabrá si es Kirchner quien aspira a seguir sentándose allí después de 2007.
Fuente: Artículo del diario La Nación de Buenos Aires


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