jueves, abril 27, 2006

Bush redobla los esfuerzos para limitar el alza de la gasolina en EE.UU

Con los índices de popularidad más bajos desde que asumió la presidencia y en vistas a las elecciones legislativas de noviembre, George Bush redobla los esfuerzos para intentar poner control al meteórico aumento de la gasolina. Decretó así frenar el envío de petróleo a la reserva estratégica de su país, exigió mayores extracciones, mayor capacidad de refinación e inversiones en energías alternativas. Pero lo cierto es que las medidas intervencionistas anunciadas el martes por el jefe de la Casa Blanca parecen estar lejos de una verdadera solución, según afirmaron ayer no sólo políticos de la oposición sino expertos en industria petrolera y miembros de su propio Partido Republicano.
En un país donde el auto es casi imprescindible para cualquier ciudadano, el precio de la nafta es un factor central en la economía doméstica. La TV estadounidense dio cuenta en estos días del malhumor de la gente mientras cargaba gasolina y protestaba contra el gobierno. Bush no ignora que si la tendencia no se frena las chances de los republicanos en las parlamentarias de noviembre se verán opacadas. Más aún si se suma el descontento generalizado por la guerra en Irak. Por eso, algunos congresistas republicanos fueron más allá que el presidente y propusieron medidas como revisar la legislación antitrust, que consideran desactualizada, aumentar los impuestos a la explotación y elaborar una nueva legislación para recortar lo que consideran la exuberante ganancia de las petroleras.
Bush anunció también que se investigará una posible manipulación de la subida de precios a través de un acuerdo encubierto. "Los estadounidenses entienden que el precio del crudo está subiendo, pero lo que no quieren ni van a aceptar es una manipulación del mercado. Yo tampoco", dijo, en una advertencia curiosa para un abanderado del modelo de libre mercado. Además, llamó a cancelar los recortes impositivos que él mismo aprobó el año pasado para la exploración y explotación de petróleo. Y propuso el uso de energías alternativas provenientes del maíz o la caña de azúcar. La propuesta de frenar durante unos meses la reposición de las reservas de petróleo del país ya fue probada en ocasiones anteriores por el propio Bush y por algunos de sus antecesores con escaso efecto, recordaron varios expertos consultados por el diario Los Angeles Times. El anuncio de Bush "ayudó a calmar el mercado", señaló el analista económico Fadel Gheit, de Oppenheimer & Co. Ayer el barril perdió 95 centavos y cerró a 71,93 dólares en el mercado de Nueva York. Pero las propuestas, agregó Gheit, "en realidad no van a hacer nada. Es buena publicidad y da la apariencia de que (el gobierno) se está ocupando". Esa muestra de preocupación por parte del gobierno, clave en un año electoral, será central esta semana pues grandes empresas, como Exxon Mobil y Chevron, anunciarán sus ganancias en el primer trimestre, y al parecer superarán récords anteriores, que causaron enojo en el Congreso.Pero en realidad, señalan los economistas, los factores que empujan los precios del petróleo hacia arriba son tan variados y complejos que exceden los esfuerzos del presidente estadounidense por frenarlos. La disminución en la capacidad de las refinerías, la gran especulación en los mercados, el crecimiento de la demanda de gasolina y el alto nivel de beneficios de las empresas son sólo algunas de las razones que llevaron el precio de la gasolina a cerca de 3 dólares por galón (3,9 litros) en las estaciones de servicio de EE.UU., unos 70 centavos más que hace un año. Sin hablar, claro, de la guerra en Irak y de las amenazas contra Irán, gran productor y exportador de crudo.
Según señaló a The Washington Post Robinson West, de la consultora PFC Energy, el presidente está "en una situación difícil porque su gobierno es visto como muy cercano a la industria petrolera". No hay que olvidar los negocios de Bush con su petrolera Arbusto, de Texas, antes de llegar a la Casa Blanca.La oposición, a su vez, acusó a Bush de "llegar tarde" con sus medidas. La senadora demócrata Barbara Boxer lo acusó de buscar rédito político "tras años de no hacer nada, tras años de trabajar codo a codo con las empresas".

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