Irak, en lucha por su supervivencia:
El parlamento iraquí consagró finalmente el nacimiento de su primer gobierno permanente desde la invasión de los EE.UU. al frente de una coalición de tropas aliadas, mayoritariamente occidentales. Este gobierno, surgido de elecciones libres pero bajo un estado de guerra civil y ocupación militar extranjera, tiene por delante el desafío de librarse precisamente de esas condiciones de origen.Decenas de personas mueren a diario, el control territorial de los reconstituidos Ejército y Policía iraquíes es muy limitado y la lucha entre las minorías shiíta y sunnita es encarnizada. Tampoco las tropas estadounidenses han logrado establecer una paz cierta a pesar de haber trasladado a más de ciento cincuenta mil soldados al Golfo Pérsico. En este contexto, el nuevo Parlamento compuesto por 275 miembros, aprobó la propuesta del flamante primer ministro Nouri Al-Maliki al presentar a los 39 ministros de su gabinete de gobierno. El mismo está integrado por representantes de las tres principales comunidades, shiítas, sunnitas y kurdos; lo cual le da mayor legitimidad.
Irak no sale adelante
Cinco meses después de las elecciones, Irak tiene un Gobierno de "unidad nacional". Pero, pese al nombre, las luchas y las desconfianzas sectarias han impedido al primer ministro, el chií Jawad al Maliki, cubrir aún las carteras más fundamentales en estos momentos: Interior, Defensa y Seguridad Nacional. Se supone que Irak debe disponer a finales de año de unos 325.000 policías y soldados autóctonos. Pero los 250.000 actuales no sólo no logran frenar la violencia, sino que en su seno se han reproducido las divisiones sectarias. Ayer, como tantos otros días, un coche bomba arremetió en Bagdad contra un grupo de policías y segó la vida de cinco civiles; otros ataques dispersos por el país volvieron a poner de manifiesto que los iraquíes son incapaces de garantizar su propia seguridad. Tony Blair, sin embargo, en su visita sorpresa a Bagdad, ha anunciado que en julio las fuerzas de ocupación empezarán a traspasar sus cometidos a los iraquíes en algunos lugares concretos.
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