
En total son 40 las mujeres que fabrican carteras para exportación, reunidas en el Grupo para Promover la Educación y el Desarrollo Sustentable (Grupedsac), una organización sin fines de lucro que desde 1987 ha ayudado a los indígenas mexicanos pobres a desarrollar proyectos para el desarrollo que a la vez preserven el medio ambiente. Dada la cuidadosa dedicación que las carteras exigen, cada mujer termina sólo cinco pequeñas o dos grandes por semana. Y ganan entre 100 y 200 pesos mexicanos (10 a 20 dólares) por cartera, dependiendo del tamaño y complejidad del producto. Para la exportación, el precio sube entre un 20% a 25%, y todas las ganancias se invierten en la organización, según detalló la coordinadora de proyectos, Olivia Mogollón. La fabricación de carteras con envases que no son biodegradables comenzó hace unos ocho años. “Nos dimos cuenta que era muy fácil de hacer”, dijo Edith Samanao, una de las responsables de la iniciativa. Así fue como comenzaron a diseñar y fabricar bolsos, mochilas, pulseras, aros y felpudos, y recientemente agregaron a su producción cinturones fabricados con las arandelas de las latas de cerveza.
Empezaron a comercializar los artículos a principios de 2004, en pequeñas tiendas de regalos y boutiques en México. La posibilidad de exportarlos surgió algunos meses más tarde, casi fortuitamente: una hija de Margarita Barney de Cruz –la directora ejecutiva del grupo– llevó algunas carteras para mostrárselas a amigas en Palm Beach, Florida. Allí llamaron la atención del británico Stanley Cohen, retirado fabricante de textiles, y su esposa Elaine. Y tanto les gustaron, y tanto valoraron el cuidado de la ecología en su fabricación, que el año pasado empezaron a comprarlas al por mayor. Actualmente, los Cohen compran hasta 150 carteras y docenas de cinturones por semana. Los Cohen los revenden a sucursales de Bloomingdale’s y a pequeñas boutiques en el estado de la Florida, y también en su sitio web. “A los clientes les encanta”, dijo Stanley Cohen. Y los productos también se consiguen en otros sitios. Las mujeres de Grupedsac fabrican las carteras en sus casas y ocasionalmente se reúnen en grupo. Una de ellas, Graciela Cristóbal, ama de casa y madre de cuatro hijos, contó que antes de la existencia del grupo, muchos varones de su pequeña comunidad de San Lucas Ocotopec emigraban a Estados Unidos debido a que no podían ganarse la vida como peones agrícolas. Pero ahora, “al vender nuestros productos, tenemos algún ingreso para ayudar a nuestros maridos a quedarse aquí y seguir trabajando la tierra”, explicó.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario