A nadie le gusta darlas, y los médicos no son la excepción. Sufren cuando deben hacerlo, en parte porque experimentan los miedos de los pacientes. Pero también sufren por algunos aspectos de su formación profesional que les ha inculcado que la muerte y las complicaciones pueden ser fracasos terapéuticos. Infortunadamente, nadie los instruye sobre la forma adecuada de comunicar estas cosas. Al parecer, las facultades de medicina consideran cumplida su misión si logran convertir a los estudiantes en buenos técnicos. El problema no es exclusivo de países como Colombia. Para la muestra están los resultados del estudio Percepción de las necesidades de formación de los estudiantes de medicina, elaborado hace un año por investigadores de la Universidad de Madrid (España), encabezados por el profesor de psicología Benjamín Sierra. De acuerdo con los estudiantes, uno de los grandes vacíos que experimentan es la incapacidad para afrontar situaciones de estrés, y una de ellas es la transmisión de malas noticias: comunicar a los familiares el fallecimiento de un ser querido o a un paciente el deterioro de su condición.
Sin fórmulas mágicas
No existe una fórmula para hacerlo. Es un acto incuestionablemente humano que los médicos deben asumir. Distintos expertos coinciden en que comunicar malas noticias es un arte. El profesional debe usar su experiencia y su bagaje cultural como herramientas para enfrentar esta tarea. Marcos Gómez Sancho, jefe de medicina paliativa del hospital Las Palmas de Gran Canaria (España), define las malas noticias como "aquellas que modifican radical y negativamente la idea que el enfermo se hace de su porvenir". Aun así, distintos estudios y encuestas entre pacientes han demostrado que la mayoría de ellos desean conocer la máxima información posible sobre su enfermedad y saber más sobre alternativas de tratamiento y los efectos secundarios de las terapias. Gómez aporta algunas claves sobre la forma de abordar una situación que se compara con la del juez que debe dictar la sentencia a un reo (en este caso el enfermo), que espera ser condenado. Insiste en que el derecho de los pacientes a ser informados corresponde con el deber de los médicos a informar.
Elija y prepare el lugar
- Hay que tener en cuenta, en primer lugar, que el paciente tiene derecho a conocer su situación, más allá de todas las diferencias sociales y culturales, y que si va a comunicar una mala noticia, es esencial individualizar este acto.
- Busque un sitio tranquilo. Si la persona está hospitalizada, procure hacerlo en una sala privada y cómoda.
- Tenga pañuelos a la mano.
- Si la habitación es compartida, trate al máximo de hacer privada esta situación (recurra a una cortina si es necesario).
- Cierre la puerta, apague el televisor y el celular y desconecte el teléfono. Solicite no ser interrumpido.
- Si la situación se presenta en la casa del enfermo, cierre la puerta de la habitación.
- Si es en el consultorio, elimine cualquier distracción (llamadas telefónicas, por ejemplo).
- Hable en un tono bajo, para que no se enteren los demás.
Antes y durante...
- Hágalo personalmente, nunca por teléfono.
- Es más fácil dar una mala noticia si se ha establecido una relación previa entre médico y paciente.
- Infórmese bien. Esté seguro de que es cierto todo lo que dirá.
- Si el proceso puede darse, procure darle la información en varios encuentros.
- Siéntese al lado del enfermo, y solo si él lo acepta, permita que un familiar esté presente.
- Respete la voluntad del enfermo que no quiera saber la mala noticia.
- Sea coherente y seguro.
- No evidencie temores. Trate de lucir relajado, sin prisas y dispuesto a darle todo su tiempo al paciente.
- Evite el paternalismo, háblele con claridad y no le oculte información.
- Cualquier inquietud que tenga el enfermo, hay que solucionarla.
- No le dé más información de la necesaria, si él no pregunta (por ejemplo: si sabe que morirá, no le dé detalles sobre el deterioro que sufrirá).
- No discuta la negación del paciente. Tiene derecho a aferrarse a la realidad previa (me siento bien, usted me dice mentiras).
Un acto humano
"El derecho de los enfermos a ser informados debe corresponder, en principio, con el deber de los médicos a informar".
Marcos Gómez Sancho
Marcos Gómez Sancho
Fuente: Diario El Tiempo de Bogotá


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