martes, junio 20, 2006

Kirchner de visita en España pide un voto de confianza internacional




Argentina es un lugar seguro para invertir. Éste es el mensaje fundamental con el que a mediodía de hoy aterrizará en Madrid el presidente argentino, Néstor Kirchner, quien mañana comenzará su tercera visita a España. El mandatario argentino se dispone a desplegar ante el empresariado español los resultados de su gestión como garantía de rentabilidad, pero la estrategia del presidente presenta características polémicas con ese planteamiento general. Por un lado, la notable gestión económica llevada a cabo por el Ejecutivo durante estos años -obra tanto del propio Kirchner como del ex ministro de Economía y ahora rival electoral Roberto Lavagna- presentan unas cifras espectaculares: Argentina va a sumar su cuarto año consecutivo creciendo en torno al 9%; el superávit fiscal también es continuado por primera vez en más de un siglo; y los índices de pobreza, indigencia y desempleo descienden todos los meses de manera constante. El pasado 3 de enero, Kirchner canceló por adelantado la deuda de 9.800 millones de dólares que el Estado mantenía con el FMI (la deuda total con el Banco Mundial y organismos internacionales es de unos 110.000 millones de dólares); y las reservas del Banco Central se multiplican (25.000 millones de dólares). Los ingresos por exportaciones siguen subiendo, gracias tanto a la coyuntura internacional como a la política constante de mantener bajo el peso respecto al dólar para incentivar las ventas en el exterior. Sectores como la construcción llevan 40 meses consecutivos de crecimiento.
El problema para Kirchner es que con estos datos en la mano es difícil seguir justificando la aplicación de medidas excepcionales motivadas tras la catástrofe económica e institucional de diciembre de 2001 en especial -y por lo que afecta a las empresas españolas- la congelación de tarifas en determinados servicios públicos. Su incremento, a pesar de los reiterados anuncios de acuerdo y promesas de plazos, no acaba de llegar. Éste es el mensaje, que de una forma suave por parte del Ejecutivo español, y probablemente más dura por parte del empresariado, escuchará la delegación argentina cuando exhiba sus logros. "El mensaje que van a recibir es que la crisis ha terminado... para todo", subrayó una fuente española en Buenos Aires. El segundo dato contradictorio es que Kirchner llega a Madrid con un discurso destinado a fomentar la inversión extranjera, pero en un momento en el que el Estado argentino está volviendo a intervenir de forma activa como agente productivo en la economía del país, sobre todo en empresas y sectores que fueron privatizados en los noventa. El durísimo enfrentamiento con el grupo francés Suez y la española Aguas de Barcelona respecto a la gestión del agua corriente y alcantarillado de la capital argentina y parte de la provincia de Buenos Aires, se saldó con la salida del consorcio franco-español y su sustitución por una empresa estatal en cuyo directorio se sientan líderes de los poderosos sindicatos ligados al peronismo. El Estado va a retomar el control de la gestión de los aeropuertos, así como parte del accionario de Aerolíneas Argentinas, propiedad del grupo español Marsans, que va a vender entre el 20% y el 40% de las acciones al Estado después de meses de enfrentamientos con los sindicatos, entre cuyos dirigentes figuraba el subsecretario de Transporte Aerocomercial del Gobierno, Ricardo Cirielli.

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