miércoles, agosto 02, 2006

Asume Raúl Castro, arropado por el partido y las filas militares

Raúl Castro, de 75 años, el hermano y sucesor designado del presidente cubano, Fidel Castro, asumió el poder arropado por destacados cuadros del poderoso buró político del Partido Comunista Cubano (PCC), de las fuerzas armadas y del gobierno cubano. Raúl, casado hace 47 años y padre de cuatro hijos, carece de la oratoria carismática de Fidel y cuenta con un apoyo popular mucho menor. Sin embargo, dirige las fuerzas armadas cubanas, de 50.000 militares. Son muchos menos que los 180.000 que conformaban las filas cubanas durante la Guerra Fría, pero están adoctrinados en el comunismo y armados con tanques y aviones MiG de la era soviética. Aunque no formuló declaraciones ni apareció en público ayer, Raúl abandonó -recientemente- la sombra de su hermano y apareció en forma prominente en los medios de comunicación estatales como parte de una campaña para dar a conocer mejor a los cubanos al hombre elegido hace tiempo como su próximo líder.

Tres semanas después de asumir el poder, en 1959, Fidel Castro declaró a Raúl su sucesor y, en alusión al nombramiento, dijo: "Detrás de mí hay otros más radicales que yo". La designación se terminó de oficializar en un congreso del Partido Comunista en 1997. El heredero apareció recientemente en la portada del diario Granma, del Partido Comunista, reunido con funcionarios de Bielorrusia. La televisión ha elogiado reiteradamente su conducción de las fuerzas armadas.

En junio pasado, Raúl dijo que una cúpula colectiva podría dirigir Cuba después de Fidel Castro. "Solamente el Partido Comunista [...] puede ser el digno heredero de la confianza que los cubanos han depositado en su líder", afirmó, en un discurso dirigido a oficiales militares. Como responsable de las fuerzas armadas, Raúl estuvo activamente envuelto en las acciones militares cubanas en Angola y Etiopía durante los años 70 y también en la política económica de la isla tras el colapso de la Unión Soviética, en 1991.

Aunque normalmente trabajó tras bastidores, asumió brevemente un mayor perfil durante el caso del balserito cubano Elián González, que en 2000 fue el protagonista de una batalla legal de siete meses entre los familiares que lo querían retener en Miami y su padre, que logró traerlo de regreso a la isla. En ese momento, Raúl encabezó, luciendo su uniforme verde oliva y un bigote, decenas de manifestaciones en el interior del país.

En una de sus escasas entrevistas, concedida en noviembre de 2001, Raúl habló con inusual franqueza sobre la eventual muerte de su hermano e instó a Estados Unidos a recomponer relaciones con Cuba mientras Fidel esté vivo. Añadió que "será más difícil" hacerlo después, cuando él gobierne. Brian Latell, un ex analista de la CIA que ha estudiado a Cuba por décadas, cree que Raúl, que alguna vez fue un comunista ortodoxo y ahora es un pragmático, surgirá como el próximo líder cubano, contendrá a los disidentes y llevará adelante reformas económicas al estilo de China. "Raúl tiene a los militares, tiene el Ministerio del Interior, tiene una gran parte de la economía y está imponiendo un rol más dominante en el partido a través del secretariado", dijo. Hace apenas unas semanas, el V Pleno del Partido Comunista refrendaba sus palabras y elegía un secretariado de 12 miembros, liderado por los hermanos Castro e integrado por cuadros de una edad media de 50 años con experiencia en el trabajo de partido. El secretariado, que había sido eliminado en 1991, velará por "la correcta aplicación de la política de cuadros tanto del propio partido como de las demás instituciones de nuestra sociedad".

Según algunos observadores, con la recuperación de este órgano del partido se pretende asegurar el relevo institucional, en el que serán también fundamentales cuadros experimentados en tareas de gobierno, como el vicepresidente, Carlos Lage, o el canciller, Felipe Pérez Roque, de generaciones más jóvenes.

Con la asunción de Raúl Castro, el área de Salud quedará a cargo de José Ramón Balaguer, y la de Educación estará en manos de Ramón Machado Ventura y de Esteban Lazo Hernández, todos miembros del buró político del PCC. Lage se ocupará de la política energética y supervisará los fondos para estos tres programas, consideradas prioridades de la revolución, junto con Francisco Soberón, presidente del Banco de Cuba, y el canciller Pérez Roque.

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