jueves, octubre 19, 2006

Bush admite la situación en Irak puede provocar en EE UU el mismo rechazo que causó Vietnam

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ha admitido que la situación actual en Irak podría ser similar a la de Vietnam en 1968, tras la ofensiva de Tet, que los historiadores consideran un punto de inflexión hacia la retirada norteamericana del país asiático. Entrevistado en la cadena de televisión estadounidense ABC, Bush reconoce: “Algo en mi interior me dice que todo este tiempo han tratado de causar el daño suficiente como para nos vayamos”. Hoy, un nuevo atentado ha causado al menos 12 muertos. “No habrá una retirada total de tropas durante mi presidencia”, ha dejado claro Bush.

La explosión de un camión bomba en la ciudad iraquí de Mosul —a 400 kilómetros al norte de Bagdad, y feudo de la insurgencia— y un ataque posterior con proyectiles de mortero ha causado la muerte a al menos 12 personas y ha herido a una veintena más. El vehículo estalló junto a una comisaría de policía y cerca de una gasolinera donde numerosos coches guardaban turno para repostar. Tras el atentado, llovieron sobre la zona granadas de mortero. Horas antes y a miles de kilómetros de distancia, Bush disertaba anoche sobre la situación en Irak frente a las cámaras de televisión. Preguntado sobre si estaba de acuerdo con la opinión de un columnista del diario The New York Times, Tom Friedman, Bush admitió que podía tener razón en su comparación con Vietnam: “Está claro que hay un creciente nivel de violencia, y nos estamos aproximando a unas elecciones”, explicó el mandatario.

“Los líderes de Al Qaeda lo han dejado claro. Mira, yo lo veo así. En primer lugar, Al Qaeda está muy activa en Irak. Son peligrosos. Son letales. No sólo tratan de matar a soldados estadounidenses, sino que además intentan fomentar la violencia sectaria. Creen que si pueden generar el caos suficiente, los norteamericanos se cansarán y hartarán de nuestros esfuerzos en Irak y obligarán al Gobierno a retirarse”, ha dicho Bush. Pero eso no está en sus cálculos: “No va a haber una retirada total de tropas”. Y a los que exigen que la haya entre las filas de la oposición demócrata, el presidente no les cuestiona su “patriotismo” sino su “buen juicio”. Bush opina que las elecciones legislativas del próximo mes de noviembre en Estados Unidos constituyen un “referéndum” sobre “quién es el mejor para garantizar la seguridad y el crecimiento económico del país”. Sin embargo, pese a que ésa es su opinión, el presidente sí reconoce que, en muchos casos, los comicios se dirimirán por cuestiones locales. Y recuerdo: “Yo no aparezco en la papeleta”.

Una victoria que se sintió como derrota
La ofensiva de Tet vino precedida por una oferta de paz por parte de las autoridades norvietnamitas. Aún así, los servicios de inteligencia estadounidenses captaron indicios de lo que podía avecinarse, que no fueron tenidos en cuenta por las autoridades en Washington. El 30 de enero de 1968 las tropas comunistas atacaron cuarteles y edificios gubernamentales en seis provincias, en lo que parecía un asalto aislado. Sin embargo, esa misma noche 84.000 soldados norvietnamitas continuaron los combates en todo el país. Al día siguiente Saigón era escenario de duros enfrentamientos; los comunistas llegaron incluso a asaltar la embajada de Estados Unidos. El contraataque estadounidense redujo a cenizas muchas de las plazas conquistadas, incluida la ciudad de Hué, pero permitió recuperar las posiciones perdidas. Aun así, el pueblo estadounidense interpretó esta batalla como una derrota, y comenzó a contemplar la situación en Vietnam como una matanza sin salida que debía acabar. El 5 de noviembre de ese mismo año, Richard Nixon sucedía a Lyndon B. Johnson en la Casa Blanca.

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