El descenso a los infiernos del pueblo palestino prosigue. La disputa entre el Gobierno del movimiento terrorista Hamás y la presidencia palestina, que desempeña Mahmud Abbas, no sólo parece ya irresoluble, sino que los enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad de ambas organizaciones, cada vez más nutridas y pertrechadas y que han causado ya algunas muertes, pueden degenerar en guerra civil abierta.
Abbas pretende al final del Ramadán, dentro de dos semanas, zanjar el punto muerto a que han llegado las conversaciones con Hamás para la formación de un gabinete de unión, convocando elecciones que se celebrarían bajo un Ejecutivo de su confianza. La disolución del Gobierno que encabeza Ismail Haniye, y a la que le anima Washington, podría ser la espoleta que generalizara la violencia. Las milicias respectivas, en ambos casos de entre 4.000 y 5.000 hombres, se refuerzan aceleradamente ante lo que puede ser la prueba de fuerza. La irresponsable negativa de Hamás a reconocer siquiera tácitamente a Israel mueve al presidente palestino a una jugada de vida o muerte. Y nada podría complacer más al sionismo extremo que el pueblo palestino se declarara en guerra civil por mor del reconocimiento de Israel.
Continue leyendo el editorial del diario El País de España
No hay comentarios.:
Publicar un comentario