La policía británica ha informado de que ha comenzado a tratar el caso del misterioso envenenamiento del ex espía ruso Alexander Litvinenko como un asesinato. Litvinenko falleció el pasado 23 de noviembre en un hospital londinense, donde residia en calidad de asilado político, a causa de una elevada dosis de radiación producida por la sustancia polonio 210. Antes de morir, acusó a los servicios secretos de Moscú y al propio presidente ruso, Vladimir Putin, de haberle envenenado. Las autoridades de ese país han negado toda implicación y han denunciado que la muerte de Litvinenko es utilizada para desprestigiar a Rusia. Scotland Yard ha subrayado que "todavía no se ha llegado a ninguna conclusión sobre el método empleado, el motivo o la identidad de quienes puedan ser responsables de la muerte" del ex agente secreto.
Más restos de radiación
Este miércoles, los expertos de la policía británica han hallado "pequeños" restos de radiación en la embajada del Reino Unido en Moscú, según informaron fuentes diplomáticas británicas en la capital rusa. "Su nivel es menor del que representa un riesgo para la salud", subrayó un alto funcionario a la agencia rusa Interfax. El martes, aparecieron rastros de esta sustancia radiactiva en el estadio del Arsenal de Londres. Hasta el momento se han detectado rastros del isótopo radiactivo en al menos otros 12 lugares en Londres y dos aviones de British Airways. Además, cerca de una veintena de personas han sido sometidas a pruebas específicas para comprobar si habían estado expuestas a radiación. En el círculo más cercano a Litvinenko, tanto el profesor italiano Mario Scaramella, que se había reunido con él poco antes de su muerte, como la mujer del ex espía ruso han dado positivo en los test de contaminación con Polonio 210. Scaramella, que se encontraba hospitalizado, ha sido dado de alta este miércoles tras finalizar un tratamiento contra la radiación.
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